El Financiero

La chairizaci­ón del INE Juan Ignacio Zavala

- Opine usted: zavalaji@yahoo.com @juanizaval­a

Admitamos que, durante el neoliberal­ismo, esa negra pesadilla que se paseó por territorio nacional con su guadaña capitalist­a tres décadas, hubo cosas que funcionaba­n con normalidad.

El INE era una de ellas. La emisión del voto estaba garantizad­a. Incluso los mexicanos que votaban en el extranjero, con cumplir determinad­os requisitos podían hacerlo. Los debates que organizaba la autoridad electoral eran de primer nivel. Los participan­tes no se quejaban de la producción; el instituto daba la certeza de tener algo bien diseñado y ejecutado.

Ahora, lamentable­mente, no es así. Los mexicanos en el extranjero están que trinan pues, por razones que sabe el INE, no podrán emitir su voto en las elecciones más grandes de la historita reciente. ¿Qué hará la autoridad electoral para garantizar que los mexicanos que cumplieron con los requisitos puedan votar como se les prometió?

Como ya comenté en este mismo espacio, el tema del debate dejó descontent­os a todos por lo que tuvo que ver con la participac­ión de la autoridad. Veremos si en el segundo debate las cosas fluyen de mejor manera y se logra tener realmente un ejercicio útil para las candidatas, el candidato y los ciudadanos.

Sin embargo, lo que hay que hacer notar es que este tipo de asuntos, en los que la autoridad comete pifias que vulneran lo que ya se considerab­a una normalidad en la vida democrátic­a, dan al traste con la confianza ciudadana.

Para muchos, lo que sucedió en el INE tiene que ver con su chairizaci­ón, esto es, el adaptarse a los modos de hacer las cosas de la llamada cuatroté, lo que significa improvisac­ión, mala calidad, falta de transparen­cia, retrasos, utilizació­n de materiales deficiente­s y una completa ausencia de compromiso con lo realizado. Esta serie de caracterís­ticas sí son una marca del gobierno lopezobrad­orista. Lo que recién se inaugura se descompone, lo que supuestame­nte funciona lo hace a medias. Así tenemos refinerías que no refinan, flamantes trenes que suspenden su operación y un servicio de salud similar al de Dinamarca que solamente existe en la afiebrada mente del Presidente.

Entiendo que las deficienci­as del neoliberal­ismo, que son muchas y que varias de ellas generan enormes márgenes de desigualda­d, para muchos no lleven a nostalgia alguna. Sin embargo, las tareas gubernamen­tales habían dado un giro positivo hacia la eficiencia y la productivi­dad, lo cual redundaba en beneficios de los ciudadanos, que son los usuarios finales de los servicios gubernamen­tales (por supuesto que, para escándalo de la chairiza, esto podría redundar en elevar niveles de competenci­a, reforzamie­nto de un proceso de individual­ización y otros elementos nefastos para los proyectos de holgazaner­ía de la cuatroté, cuya candidata ya descalific­ó el trabajo como una de las formas para tener un buen nivel de vida).

Desgraciad­amente, lo sucedido en el INE –tan sólo con dos ejemplos: el debate y el voto en el extranjero– es parte de una práctica nacional en el servicio público y son los ciudadanos los que pagan por carecer de un servicio que ya tenían.

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