Macario Schettino
Profesor de la Escuela de Gobierno, Tec de Monterrey
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@macariomx de nuestra moneda se debe a las grandes cantidades de ésta que se manejan en el mercado global. El peso mexicano es una de las monedas más líquidas del mundo, paga una tasa muy elevada, y es por eso muy utilizada en el mercado global de divisas.
Sin embargo, en los últimos días han ocurrido dos eventos que hacen pensar en un cambio de actitud de parte de esos inversionistas. El jueves de la semana pasada, por la noche de México, Israel lanzó un ataque a Irán. Los mercados se pusieron nerviosos, y el peso llegó a más de 18 por dólar. Conforme quedó claro que no crecería el conflicto (por el momento), pudo regresar a niveles de 17.10. Ayer, con la noticia del bajo crecimiento en Estados Unidos, nuevamente saltó el peso, y poco a poco recuperó una parte de la pérdida.
Lo relevante en ambos casos es que la moneda mexicana fue la única (entre las usadas globalmente) que tuvo ese movimiento. Los activos que tuvieron un movimiento similar fueron las criptos. Mi impresión es que los inversionistas globales están considerando al peso como un activo de riesgo, que sí ofrece un buen rendimiento, pero que no da la seguridad que antes le concedían.
Nada grave en el corto plazo, pero creo que las señales de que tendremos un segundo semestre sumamente complicado son ahora mucho más claras. Parecería un mal momento para expedir leyes inconstitucionales, elevar aranceles sin aviso o promover la polarización. Digo, si gobernara alguien con dos dedos de frente.