El Guardián

Venden hasta su alma por amor

- Armando Ríos

Es bien sabido, que para muchas personas, el arraigo a los espíritus, la santería y los brebajes para atraer los más oscuros deseos son el referente auténtico de la cultura mexicana. Es quizá, lo que le da al país el misticismo seductor que inspira a miles de extranjero­s.

Cercanas las fechas del día de San Valentín, cada año la espiritist­a Madame Adry González recibe en un local del sur de Saltillo a casi 30 personas al día con la esperanza de ver qué les depara el futuro en el amor.

Pero también, hay quienes acuden a ella para amarrar a la persona que quieren traer ‘’cacheteand­o las banquetas’’ por un buen rato.

Además de vender los aceites y velas típicas de “Ven

a mi”, “Amarre Guajiro” para la vida sexual, la “Miel de Amor”, y “El desespero”, en la Bellavista, la espiritist­a realiza según las peticiones: barridas para encontrar el amor, lectura de tarot, endulzamie­ntos, amarres, y hasta “trabajos” con toloache que es peligroso en altas dosis, o con muñecos de vudú; ‘’los más peligrosos’’, dice.

‘’Todos los trabajos son para el amor, pero no se trabajan igual. Hay dos tipos de amarre, hay uno para controlar y hay otro que es el ‘total’; si tú lo dejas va a andar detrás de ti como perrito faldero. En el vudú siempre se les dice que están entregando el alma de las personas, y eso sí ya es más pesado ’’, indicó.

Ninguno de sus clientes, cuya afluencia se centra en mujeres y hombres tanto heterosexu­ales como gays, llega sin preguntar antes que cualquier cosa, cómo solucionar su situación amorosa o afectiva.

‘’La pregunta principal en el tarot es amor, luego el trabajo, y el dinero. Si yo tengo diez pacientes, esos diez me me preguntan eso. En los trabajos diarios, la gente primero pregunta por qué la están dejando y para alejar a las amantes.

“Después para atraer a alguien, tercero para retirar a las personas que dan demasiado amor; después para componer a las familias que sufren violencia’’, dice Ary quien tiene muchos clientes.

GASTA UNA LANA

Entre el incienso, el calor de las velas y un olor a herbolaria, los pacientes le han llegado a pagar a Ary desde los cien pesos que cuesta una barrida, a ocho mil pesos; o hasta 20 mil por atraer al amor de su vida, según sea el trabajo, y el lugar de procedenci­a.

‘’He tenido gente de gobierno, conmigo sí ha venido gente de gobierno a preguntar por el amor. He tenido gente que viene de otros lados que gasta ocho, diez, quince, veinte mil, para tener a la persona que quieren’’, expresa.

Madame Ary, quien heredó los dones de su bisabuela, cuenta que aunque los santeros no lo dicen, detrás de cada trabajo y cada vela encendida, se enciende el espíritu de un muerto ayudará a ejecutar los deseos más sanos o los más oscuros de los clientes.

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RITUALES. Cartas, brebajes, velas, amarres y más, son parte de lo que maneja Madame Ary, quien heredó los dones de su bisabuela y en cuyo negocio, ha recibido todo tipo de gente, incluso del gobierno.

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