Urgen fondo para reconstrucción
Diputados del bloque mayoritario se negaron ayer a recibir a la comisión de damnificados de Acapulco que llegó al recinto de San Lázaro para pedir un fondo de reconstrucción y que haya una comisión de seguimiento de las acciones y obras de rescate.
Luego que les cerraron las puertas de Palacio Nacional, la comisión del movimiento Acuérdate de Acapulco buscó a los diputados federales para presentar la petición de un fondo de 300 mil millones para poder levantar al puerto y localidades afectadas por el huracán ‘Otis’.
La comisión fue recibida por los coordinadores del Frente Amplio por México, encabezados por el presidente de la Junta de Coordinación Política, el panista Jorge Romero, pero no se presentó ningún morenista.
Pese a la gravedad de la emergencia en Guerrero, ni el coordinador Ignacio Mier ni los vicecoordinadores, Leonel Godoy y Aleida Alavez, recibieron a la comisión, así como ninguno de los diputados electos por Guerrero.
En conferencia de prensa, representantes de los damnificados pidieron a los legisladores sensibilidad y que demuestren su preocupación por Acapulco, votando a favor del fondo de reconstrucción.
Evodio Velázquez, ex Alcalde perredista de Acapulco y vocero del movimiento, lamentó que, así como sucedió en Palacio Nacional, en la Cámara de Diputados tampoco haya habido interés de los morenistas por escucharlos.
“A Cancún lo recuperan pronto, fue considerado prioridad nacional y Acapulco ¿por qué no?”, cuestionó Velázquez.
Oscar Athié pidió que el Presidente Andrés Manuel López Obrador recorra realmente el puerto y las colonias más afectadas, para que se dé cuenta de las carencias de la población.
Aunque viven en Acapulco, el apoyo tras el impacto del huracán “Otis” no llegó tan rápido. Vecinos de la Colonia Revolución del Sur, un barrio asentado en un cerro de la periferia del puerto, por la zona de miradores, tuvieron que rescatar ellos mismos los cuerpos de sus muertos, entre ellos seis de la familia Ramírez.
Esbayde Justo Suástegui, quien perdió su casa en la Calle Constitución, casi esquina con Campesino, contó que en esa localidad se registró un deslave que devastó una panadería, y después, rocas gigantes cayeron en una casa donde falleció una familia de seis integrantes.
Ante la ausencia de autoridades, con picos y palas, los vecinos se organizaron para realizar la labor de rescate días después del impacto del huracán.
“Mi casa estaba donde está ese muro, donde ahora está esa piedra. Arriba había una bolillería, era atendida por una señora y su hijo, además de un trabajador, y abajo, en la casa murieron una mamá, sus dos hijas y tres nietos”, contó Justo Suástegui.
La señora de la panadería, identificada como Cirila, fue hallada cien metros abajo un día después de que “Otis” pegó al puerto.
En tanto, el cuerpo del trabajador fue hallado 500 metros más abajo, entre ramas, lodo y vehículos que quedaron apilados.
“Los familiares de la señora y su hijo los hallaron, nadie les ayudó, igual que el trabajador, los familiares se lo llevaron, no tuvieron el apoyo de ninguna autoridad”, relató.
La mujer expuso que sus vecinos, una familia de cuatro integrantes, quedaron atrapados en su domicilio, pero que por labores de su hermana y esposo, lograron rescatarlos.
“Sin embargo, no se pudo hacer nada por la familia de seis, la señora, sus dos hijas y tres nietos”, lamentó.
En un pedazo de pared de lo que fue el hogar de esa familia, los vecinos colocaron los juguetes de las nietas y objetos personales de los adultos fallecidos, con motivo de su novenario.
En el improvisado altar se leen los nombres de la señora Gloria Jiménez González, sus hijas Elizabeth y Araceli Ramírez Jiménez, además de las niñas Yamileth y Kimberly, y el joven Israel, sus tres nietos.
Hasta ahora, personal de la Fiscalía del estado busca en la zona a otra persona que fue reportada como desaparecida.
Ahí cerca, habitantes de las Colonias Palma Sola y Pueblo Nuevo se vieron obligados a bañarse, lavar ropa, tallar trastos y beber agua del canal pluvial que proviene de la parte alta del cerro, corriente que se une al río Camarón y que baja hasta la Playa Tamarindos.
La situación en esa zona, a unos siete kilómetros de la zona costera, ya provocó el brote de enfermedades gastrointestinales, afirmaron los habitantes.