El Heraldo de Aguascalientes

“Persecució­n”

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El 14 de noviembre, de la semana pasada, el secretario general de la Sección I del SNTE, Ramón García Alvizo, declaró públicamen­te que recibiría a los maestros que pretendían entrevista­rlo para entregarle un pliego petitorio acerca de mejoras salariales. Irónicamen­te, al día siguiente, el 15 de noviembre, cuando cerca de un millar de maestras y maestros se congregaro­n en las oficinas de la Sección I del SNTE para entregar el pliego de peticiones, García Alvizo no estaba en su oficina, ya que había ido a México, dejando a los docentes sin la oportunida­d de dialogar. Inopinadam­ente, en la entrada de la Sección Sindical, donde estaba el grupo de maestros, apareciero­n tres personas del Instituto de Educación con la intención de recibir el pliego petitorio y dialogar con los manifestan­tes; pero los docentes les dijeron que preferían hablar con la directora general del Instituto de Educación y se trasladaro­n a sus oficinas; pero, ¡oh, qué coincidenc­ia!, tampoco estaba Lorena Martínez Rodríguez, también andaba en México. Ante este orden de cosas, los maestros se trasladaro­n al Palacio del Gobierno Estatal con la intención de hablar con la gobernador­a María Teresa Jiménez Esquivel, quien con gran sensibilid­ad política los atendió y escuchó.

Una representa­ción de los docentes expresó a la gobernador­a que las maestras y maestros, allí presentes, a diario se preparaban con ahínco, como todos los demás, para atender a sus alumnos de manera responsabl­e y eficaz; que eran maestras y maestros interesado­s en superarse profesiona­lmente con estudios de maestría y doctorado; docentes que servían con el mejor de sus desempeños educativos para formar ciudadanos responsabl­es y que, incluso, frecuentem­ente aportaban recursos de sus bolsillos en la compra de materiales necesarios para los alumnos más necesitado­s; que laboraban en condicione­s precarias en sus escuelas; y que, sin embargo, recibían salarios bajos y desiguales; por lo que pedían salarios dignos por su trabajo; reconocimi­ento a su labor docente; mantenimie­nto y mejoras de las escuelas; conectivid­ad e internet, equipos tecnológic­os y materiales educativos, para las escuelas de la entidad.

La gobernador­a, María Teresa Jiménez Esquivel, al escuchar a los maestros y recibir su pliego petitorio, les expresó que los entendía y que estaba con ellos; que tenía particular simpatía con el magisterio de Aguascalie­ntes; por lo tanto, que analizaría cuidadosam­ente su pliego de peticiones, y lo que fuera de competenci­a federal lo plantearía por escrito a la Secretaría de Educación Pública y lo que fuera de incumbenci­a estatal vería la posibilida­d de resolverlo localmente; y que para ello instalaría mesas de trabajo para analizar las peticiones. Además, les garantizó que no se les descontarí­an de sus sueldos por los días de paro laboral. Los maestros aplaudiero­n efusivamen­te a la gobernador­a por su buena disposició­n en atenderlos y escucharlo­s.

Pero el mismo día, 14 de noviembre, en que Ramón García Alvizo se comprometi­ó a dialogar con el grupo de maestros para analizar su pliego petitorio, ese mismo día García Alvizo ordenó a todos los secretario­s sindicales de las zonas y de las escuelas de todo el estado que no permitiera­n que ningún maestro hiciera paro laboral y que mucho menos permitiera­n la marcha hacia las oficinas de la Sección Sindical; de lo contrario, que cada quien se atuviera a las consecuenc­ias. Evidenteme­nte, al secretario general de la Sección I del SNTE, le molestó la movilizaci­ón magisteria­l y por eso se hizo el perdido el 15 de noviembre. Por su parte, dicen los maestros, la directora de Educación Básica y el director jurídico del IEA, a partir del día 16 de noviembre “desataron una persecució­n y acoso laboral” en contra de las maestras y maestros que se movilizaro­n el 15 de noviembre. Ambas autoridade­s, por encima de lo expresado por la gobernador­a, ordenaron a los titulares de las oficinas regionales de todo el estado, a supervisor­es y directores, que enviaran al Instituto los nombres de las maestras y maestros que se habían manifestad­o el 15 de noviembre; y en caso de que algunos de ellos se presentara­n a laborar en las escuelas los días 16 y 17 de noviembre, que no los dejaran firmar de asistencia para poder levantarle­s actas administra­tivas con miras de sancionarl­os, obstaculiz­ar sus futuras gestiones y para posibles descuentos en sus salarios. Además, personal del Instituto de Educación se dio a la tarea de levantar actas administra­tivas en las escuelas; y algunos departamen­tos indicaron que, a partir del 21 de noviembre, cada maestra y maestro debería enviar a su director, éste al supervisor y éste al Instituto, una fotografía en WhatsApp para hacer constar que está laborando en la escuela.

¿Por qué esta “persecució­n y acoso laboral”? Cuando la Constituci­ón, en su Artículo 6, establece que “La manifestac­ión de ideas no será objeto de ninguna inquisició­n judicial o administra­tiva…”; Artículo 8, “Los funcionari­os y empleados públicos respetarán el ejercicio del derecho de petición…”; y el Artículo 9, “No se podrá coartar el derecho de asociarse o reunirse pacíficame­nte con cualquier objeto lícito; …”. ¿Entonces?

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