Enfrentamiento geopolítico y empresarial por las vacunas anti Covid-19
Los grandes bloques geopolíticos han encontrado un escenario más para enfrentarse, en esta ocasión, en una carrera atroz contra la última enfermedad que ha llenado de muertos el mundo global. Potencias occidentales, China y Rusia se disputan un espacio de negocio, de prestigio y de influencia en diversas regiones del mundo a través de sus vacunas contra el Covid-19.
Amediados de este mes de marzo superamos los dos millones y medio de muertos en el mundo por la pandemia que nos ha tocado vivir, un número considerable de personas fallecidas que ha provocado que la humanidad tenga, en tiempo récord, el mayor número de vacunas contra una enfermedad letal, hasta este momento.
Las potencias internacionales compiten en este escenario por llegar antes y mejor a vacunar, y las multinacionales farmacéuticas de esos países luchan por vender su vacuna en los mercados internacionales, por ganar prestigio y mucho dinero. Las vacunas occidentales, encabezadas por AstraZeneca, Pfizer, Moderna o Johnson & Johnson-Jansen, han sido criticadas en los medios de comunicación chinos, poniendo en duda su eficacia, y en el caso de AstraZeneca en concreto, acusándola de ser perjudicial para la salud. Empresas como Sinopharm, Sinovac o Cansino lideran el frente chino de producción de vacunas, y les interesa ganar espacio a la hora de vender sus productos. La vacuna rusa, Sputnik V, fue muy criticada, tanto por los países occidentales como por China, dudando de su eficacia al no tener resultados publicados adecuadamente en espacios científicos.
Pero estos enfrentamientos también se han producido entre occidentales, la campaña contra AstraZeneca en la mayoría de los medios de comunicación ha sido notoria, acusando a esta vacuna de provocar trombos que podían causar la muerte. En España, sin ir más lejos, falleció una profesora en Marbella después de que le inyectaran esa vacuna, se publicó en numerosas ocasiones que fue a causa de los trombos que provocaba, después de que se le practicara la correspondiente autopsia se certificó que no había tenido nada que ver, pero la campaña ya estaba desatada. Los datos daban igual, entre 5 millones de personas vacunadas con AstraZeneca hubo 30 casos
de episodios tromboembólicos. La Agencia Europea del Medicamento aseguró que "el número de eventos tromboembólicos en personas vacunadas no es mayor que el número observado en la población general”. La ausencia de evidencias y las certificaciones de su eficacia han dado lo mismo, la opinión pública sitúa a esta vacuna en un espacio poco fiable, habiendo quedado demostrado que eso es una falacia.
Como dato para la reflexión, cada dosis de AstraZeneca tiene un precio de 2 euros, la de Pfizer es de 14,60, y la de Moderna es de 12. El mercado también está siendo un potente actor a la hora de generar polémica y enfrentamiento.
Mientras tanto, los países con mayores dificultades económicas del planeta tienen una perspectiva nefasta respecto a las vacunas. Hasta tal punto la situación es preocupante que en la última reunión del G7 se trató el asunto, hay propuestas de la Unión Europea y de Estados Unidos de donar el 5% de sus vacunas para esos países, por su lado Biden ha dicho que financiará con 4,000 millones de dólares al Covax, el mecanismo de adquisición y distribución global de vacunas de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Y cerrando el círculo están China y Rusia. El gigante asiático tiene un compromiso para hacer una reserva de un fondo de 2,000 millones de dólares para vacunas en África; a la vez ha ofrecido a los países de América Latina y el Caribe un préstamo de 1,000 millones de dólares para comprar sus vacunas. Rusia, entre otras cosas, ya ha introducido su Sputnik V en Argentina, Bolivia, México y Venezuela; por cierto, esta vacuna tan criticada ya ha publicado sus resultados en The Lancet, y es eficaz y segura.
El enfrentamiento está servido, la geopolítica y el poder blando ejercido por países y multinacionales se están haciendo protagonistas. Mientras tanto el ritmo de vacunación es extremadamente lento, y sigue habiendo unas elevadísimas cifras de muertes diarias.