La extrema derecha europea y la violencia
Europa es el continente en el que nacieron y se desarrollaron los movimientos más violentos, y desgraciadamente famosos, de extrema derecha en el mundo. La Alemania nazi de Hitler, la Italia fascista de Mussolini, y la España nacional-sindicalista de Franco, son sus tres ejemplos más destacados. Esos tiempos pasaron, pero inspiraron a diversos grupos políticos en la Europa actual, que convirtiéndose en partidos han entrado desde hace unos años en la escena política con fuerza.
Esta misma semana el partido de extrema derecha más importante en España, VOX, ha realizado un acto político en un barrio obrero de Madrid, Vallecas, con una intención claramente provocadora, ya que su sola presencia genera un malestar notorio entre la mayoría de la población de esas calles, a la que este partido maltrata dialécticamente de manera cotidiana. Pero decidió comenzar ahí su campaña electoral para las elecciones de la Comunidad Autónoma de Madrid, que se celebrarán el 4 de mayo. Evidentemente cualquier partido, y cualquier ciudadano, puede expresar su opinión donde estime oportuno, la libertad de expresión nos protege, nos protege tanto como para poder afirmar que VOX buscó la provocación y generó violencia, saltándose el cordón policial que les protegía, yendo directamente a por la población del barrio que se había concentrado frente a ellos para protestar por su presencia, ejerciendo también su libertad de expresión. Y se desató la violencia, grupos de antifascistas lanzaron piedras y palos, la policía cargó, y hubo 35 heridos.
Pero estas dinámicas no ocurren solo en España; Italia, Hungría, Francia, Polonia, Alemania o Finlandia tienen casos similares. En los años 30 del siglo pasado esa extrema derecha generaba violencia directa, con grupos organizados y bien formados para ello; en el presente siglo provocan violencia, y evidentemente quien se deja provocar y ejerce esa violencia en su contra, cae en su juego denostando la democracia en la que vivimos. Una democracia que está dejando crecer a estos grupos, una democracia que la mayoría de esos grupos no respeta, pero utiliza para tocar y ejercer poder.
Europa tiene un problema con el ascenso de los populismos nacionalistas,
Europa tiene un problema con el ascenso de los populismos nacionalistas, racistas, xenófobos, machistas, profundamente rancios en su planteamiento del mundo en el que quieren vivir, añorando tiempos pasados que lo único que trajeron al viejo continente fue represión y guerra.
racistas, xenófobos, machistas, profundamente rancios en su planteamiento del mundo en el que quieren vivir, añorando tiempos pasados que lo único que trajeron al viejo continente fue represión, guerra, destrucción y pobreza.
La crisis económica del 2008 dejó un terreno sembrado para que esos partidos euroescépticos consiguieran votos que antes eran inalcanzables para ellos. La identificación de un enemigo común, en este caso la inmigración, y el invento de que dicho enemigo tiene un propósito claro, la destrucción de la identidad europea, son características comunes de esta extrema derecha. La reiteración de datos falseados, una y otra vez, es una táctica política que usan cotidianamente, y les ha dado buenos resultados en las urnas, por lo tanto, no van a dejar de utilizarla.
Pero lo más grave es que todo esto aumente la violencia en las calles, y que la democracia no tenga elementos contundentes y pacíficos que desmientan ese discurso de odio. Europa tiene un problema que debe afrontar con buen gobierno, credibilidad, solidaridad y empleo para su población. Desgraciadamente el panorama al respecto continúa siendo muy incierto porque esas premisas tienen un camino largo y difícil por delante.