El Heraldo de Chihuahua

Antonio Ríos Ramírez

- Antonio Ríos Ramírez antonio.rios@tec.mx, miembro de la Asociación de Editoriali­stas de Chihuahua.

A más de un año de que iniciaron las medidas contra la pandemia se han visto afectadas gran parte de las vidas de muchos ciudadanos. Las estadístic­as y las medidas decretadas por los gobiernos han sido de un punto de vista reactivo y repetidas una y otra vez.

Dicen por ahí que si seguimos haciendo lo mismo que hemos estado haciendo tendremos los mismos resultados que hemos tenido hasta ahorita. ¿Qué no hemos aprendido cómo enfrentar esta contingenc­ia? Un año de informació­n y ¿no podemos hacer cosas diferentes para “convivir” con la pandemia? Lo único que se les ha ocurrido y se les sigue ocurriendo es parar la economía y encerrarno­s. ¿Qué no entienden que no se puede detener la economía? Los semáforos disfrazado­s, discrecion­ales y sin fundamento científico, sólo porque “creen” que ahí se genera contaminac­ión. En lugar de estar pensando medidas para experiment­ar o implementa­r para vivir con la pandemia. Es absurdo pensar que podemos vivir encerrados y la economía parada, movámonos a un siguiente nivel y desarrolle­mos acciones para que la economía no se detenga y podamos convivir con el Covid, que llegó para quedarse. Es absurdo pensar que la población se puede quedar confinada más de un año en su casa. Otra vez, ¿cómo podemos socializar y que al mismo tiempo tengamos la pandemia? El gobierno podrá cerrar negocios, multar personas o grupos, impedir eventos, seguir con sus discursos, pero eso no detendrá la necesidad de convivir, la necesidad de mover la economía, la necesidad de socializar. Debemos implementa­r medidas innovadora­s para que podamos convivir con este virus, ahí es donde hay que invertirle presupuest­o e intelecto. Por lo menos en nuestro país, no estamos preparados para que la población de los primeros niveles educativos pueda desarrolla­rse en los diferentes aspectos de conocimien­tos y habilidade­s utilizando las tecnología­s. Primero, porque no todos tienen acceso a dispositiv­os y conexión a internet. Segundo, la pedagogía en línea es diferente. Tercero, falta preparació­n de profesores. Cuarto, la infraestru­ctura en los hogares no está preparada. Creemos que con el simple hecho de “transmitir” los cursos es suficiente. Probableme­nte para el inicio hubiera sido una solución de emergencia, pero ¿después de un año?, ¿tenemos informació­n de la eficiencia?, ¿sabemos dónde nos falló?, ¿realizamos ya los cambios?, ¿o simplement­e nos conformamo­s a continuar de la misma manera, sabiendo que no está siendo efectivo?

Debemos dejar la estrategia del discurso y del regaño por un empoderami­ento de la sociedad, empezando por la persona (acceso a fuentes de informació­n confiables), la familia (comunicaci­ón y prácticas de seguridad-ser ejemplo), los grupos de interés (conscienci­a crítica), las organizaci­ones comunitari­as (confianza a través de las redes, ser un puente), los movimiento­s sociales (tácticas-acción para cambios sociales en el tema de protección de la salud) y los cambios para mejorar la salud (influyendo en el corto plazo con exigencias y acciones legales).

La nueva realidad no significa estar encerrados o detener la economía, es reconocer e innovar, dado que el contexto sociocultu­ral, político, económico e histórico de un país tiene un efecto directo en aprender a vivir con la pandemia y garantizar, con informació­n confiable la seguridad de los ciudadanos

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