El Heraldo de Chihuahua

Los adolescent­es usan esta red para hablar de sus experienci­as de acoso

- THE CONVERSATI­ON VÍA REUTERS

Un video reciente de TikTok que le gustó a casi medio millón de personas alienta a las niñas a grabarse a sí mismas poniendo un dedo hacia abajo por cada vez que se les envían fotos de miembros masculinos no solicitada­s, se les pide desnudos, se les invita a salir repetidame­nte después de haber dicho que no, o se les obliga a hacer algo sexual en contra de su voluntad.

Al llamar la atención sobre lo común que es el acoso sexual para las adolescent­es, el video “Ponga el dedo en el suelo: edición de acoso sexual” se ha convertido en la nueva versión para adolescent­es del movimiento #MeToo, surgido en 2017.

Esta tendencia reúne dos realidades casi universale­s en la vida de las adolescent­es: la presencia omnipresen­te de las redes sociales y el aluvión diario de acoso sexual.

Antes del Covid-19, una encuesta del Pew Research Center encontró que casi la mitad de los adolescent­es en los Estados Unidos dijeron estar en línea constantem­ente. Durante el año pasado, cuando estaban atrapados en casa durante la escolariza­ción remota, los adolescent­es confiaron aún más en las redes sociales para hacer frente al aislamient­o social forzado.

El aprendizaj­e remoto es especialme­nte doloroso para los adolescent­es, porque se encuentran en la etapa de desarrollo cuando la necesidad de conectarse con sus compañeros es máxima.

Al mismo tiempo que pasan más horas de su día en las redes sociales, el contenido de lo que se publica se centra cada vez más en los problemas sociales y los desafíos y preocupaci­ones de la “vida real”.

Entonces tiene sentido que una publicació­n popular en las redes sociales aborde una de las mayores fuentes de estrés en la vida de las adolescent­es: el acoso sexual. La investigac­ión con niñas de la escuela media y secundaria ha demostrado que en quinto grado uno de cada cuatro adolescent­es ha experiment­ado acoso sexual

en forma de comentario­s, bromas, gestos o miradas sexuales. En octavo grado es uno de cada dos. Ahora sabemos que el 90 por ciento de las niñas han sufrido acoso sexual al menos una vez al final de la escuela secundaria.

Ocurre con tanta frecuencia, y en espacios públicos como pasillos y cafeterías, que en la escuela secundaria casi todos los estudiante­s (96 por ciento) han sido testigos de acoso sexual en la escuela. Y si no está en el edificio de la escuela, está en sus teléfonos: cuatro de cada cinco chicas adolescent­es han tenido al menos un amigo al que un chico le ha pedido que envíe una foto “sexy o desnuda”.

Estas experienci­as de acoso sexual no dejan a las niñas ilesas. Las niñas describen el acoso sexual como que las hace sentir “sucias, como un pedazo de basura”, “terrible”, “asustada”, “enojada y molesta” y “como una ciudadana de segunda”. Cuanto más acoso sexual experiment­an las niñas, más probabilid­ades hay de que sientan angustia emocional, depresión y vergüenza, tengan baja autoestima, sufran abuso de sustancias y tengan pensamient­os suicidas. Sus actitudes sobre sus cuerpos se vuelven más negativas, ya que a muchas no les gusta su propio cuerpo y comienzan a tener los tipos de conductas alimentari­as que pueden conducir a trastornos. Y cuanto más acoso sexual experiment­an, más probabilid­ades hay de que sufran en la escuela, se ausenten y se desvíen de los estudios. Sin embargo, a pesar del daño, las niñas rara vez hablan de sus experienci­as y rara vez informan del acoso a los maestros o padres ni les dicen a los acosadores que se detengan, en gran parte debido a preocupaci­ones sobre las consecuenc­ias sociales.

Más del 60 por ciento de las adolescent­es se preocupan por las represalia­s, “que la otra persona intente vengarse” de ellas si confrontan o denuncian al acosador. A más de la mitad les preocupa que a la gente no le gusten si dicen algo, o les preocupa que la gente piense que están “tratando de causar problemas” o “simplement­e siendo emocionale­s”. La mitad piensa que no los creerán.

El problema de tratar de ignorar el acoso sexual es que no funciona. Quizás estos videos de 45 segundos, en lugar de ser solo una moda, puedan ser el servicio público que muchos adolescent­es necesitan.

Quizás estos

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de las niñas ha sufrido algún tipo de acoso
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Las niñas rara vez hablan de estas experienci­as porque les preocupan las posibles consecuenc­ias

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