El Heraldo de Chihuahua

Claman madres por encontrar a sus hijos

Este 10 de mayo, madres que buscan a sus hijos emprenderá­n una caravana a Guanajuato y se extenderá en días subsecuent­es por otros municipios

- OSCAR REYES

IRAPUATO. Amalia, Sanjuana y Rebeca son tres mujeres guanajuate­nses que aparte de compartir que son madres, tienen en común que desde hace un año no han visto a sus hijos. Las mamás no se conocían hasta hace un año, incluso, ni vivían en el mismo municipio. Pero sus hijos desapareci­eron casi en las mismas circunstan­cias, como si hubiera una relación, como si se conocieran: los tres fueron privados de la libertad cuando volvían de sus respectivo­s trabajos. Hoy las tres comparten la esperanza de volver a ver a sus hijos... aunque sea convertido­s en cadáveres, algo que saben que es más probable que suceda.

Amalia vive en la colonia Las Delicias, de Irapuato. El 13 de febrero de 2020 notó que algo raro había en el ambiente e incluso le dijo a su hijo Valentín, en ese entonces de 22 años, que no fuera a trabajar, que presentía algo, pero éste le dijo que todo estaba bien, que más tarde regresaba. Amalia le dio su bendición y un beso en la mejilla. Es el último recuerdo que tiene de Valentín.

“Se fue a las 5:40 de la mañana, pues pasaba el camión por él a las 5:50 todos los días. Su regreso era a las 5:30 de la tarde, no le fallaba. Ese día dieron las 10 de la noche y no volvía”, comenta.

Fue hasta que Amalia fue a casa de Rodrigo, su compañero de trabajo, para preguntarl­e por Valentín. “Se lo llevaron a la fuerza en una camioneta”, le dijo.

Desde marzo de 2020, Amalia se unió a los colectivos de búsqueda de personas desparecid­as que hay en el estado.

Sanjuana vive en la comunidad de la Aldea, en Silao. El 15 de septiembre de 2019, por la mañana, fue la última vez que vio a su hijo José Luis, antes de irse a trabajar en la tienda de abarrotes que acababa de abrir. A él lo privaron de la libertad cuando abría los candados del negocio con el que apenas tenía dos semanas.

Sanjuana ha pasado por todo: venció al cáncer, tuvo Covid-19 y lo superó, ha controlado su diabetes. Lo único que quiere es encontrar a su hijo para poder morirse.

A Rebeca le llegan cada dos semanas sobres con fotografía­s de cadáveres encontrado­s tanto en fosas como en parajes, para ver si alguno de ellos es su hijo.

Juan Carlos tenía 21 años cuando lo subieron a una camioneta a la fuerza. El 22 de julio de 2019 iba con rumbo a la Central de Abastos de Celaya. Desde ese día, Rebeca, madre de Juan Carlos, lo ha buscado día y noche.

AMALIA

MADRE DE DESAPARECI­DO

“Todos los días su regreso era a las 5:30 de la tarde. Ese día dieron las 10 de la noche y no volvía”

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estados se concentra el 76.6 por ciento de las desaparici­ones del país.
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