El Heraldo de Chihuahua

El Señor se refería al templo de su cuerpo

Domingo III de Cuaresma

- NOTIDIÓCES­IS

Cuando se acercaba la Pascua de los judíos, Jesús llegó a Jerusalén y encontró en el templo vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas con sus mesas. Entonces hizo un látigo de cordeles y los echó del templo, con todo y sus ovejas y bueyes; a los cambistas les volcó las mesas y les tiró al suelo las monedas; y a los que vendían palomas les dijo: "Quiten todo de aquí y no conviertan en un mercado la casa de mi Padre".

En ese momento, sus discípulos se acordaron de lo que estaba escrito: El celo de tu casa me devora.

Después intervinie­ron los judíos para preguntarl­e: "¿Qué señal nos das de que tienes autoridad para actuar así?" Jesús les respondió: "Destruyan este templo y en tres días lo reconstrui­ré". Replicaron los judíos: "Cuarenta y seis años se ha llevado la construcci­ón del templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?"

Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Por eso, cuando resucitó Jesús de entre los muertos, se acordaron sus discípulos de que había dicho aquello y creyeron en la Escritura y en las palabras que Jesús había dicho.

Mientras estuvo en Jerusalén para las fiestas de Pascua, muchos creyeron en él, al ver los prodigios que hacía. Pero Jesús no se fiaba de ellos, porque los conocía a todos, y no necesitaba que nadie le descubrier­a lo que es el hombre, porque él sabía lo que hay en el hombre. (Jn 2,13-25)

CULTO Y COMERCIALI­ZACIÓN

En la medida que vamos avanzando en la Cuaresma, nos adentramos en el misterio pascual de Cristo, que implica muerte y resurrecci­ón. Así lo anuncia con la escena del templo de Jerusalén, que considera como una figura de sí mismo. Sus enemigos querrán acabar con El, pero resucitará.

En cambio, el templo judío fue destruido por los romanos en el año 70, y hasta la fecha no se ha vuelto a levantar; lo único que queda es el llamado "muro de los lamentos", y no se ve para cuándo los judíos lo puedan rehacer a pesar de todo su dinero. Cristo venció y no fue derrotado. Para poder disfrutar esa vida nueva, para quedar libres del sepulcro y las cadenas del pecado, hay que cumplir los mandamient­os.

Jesús critica a quienes hacen negocio con el culto judío, y toma una actitud muy fuerte en su contra; se les enfrenta y echa por tierra sus puestos. Podrían alegar que cuanto vendían era para el servicio y la gloria de Dios, pero Jesús viene a promover la forma auténtica de entender y de vivir la fe. Hoy también podemos instrument­alizar la religión para intereses personales, contrarios a la voluntad de Dios.

En varias ocasiones hemos insistido en que, durante nuestras fiestas religiosas no se pongan cantinas, menos otros centros de vicio. Pero, sobre todo los negociante­s, dicen que no respetamos las costumbres de los pueblos, y que queremos cambiar lo que siempre se ha hecho. Pero no es Dios quien les interesa, ni cuidar la pureza de la práctica religiosa, sino su dinero.

Hemos tenido problemas con algunas "juntas", patronatos y mayordomía­s de los templos y de las fiestas, porque les pedimos que no quemen tanto cohete, ni gasten enormes cantidades en adornos, flores y en contratar conjuntos musicales carísimos, habiendo otras graves necesidade­s en las parroquias, como la evangeliza­ción, la catequesis, la renovación de los objetos litúrgicos y los programas de pastoral social.

Pero luego para manifestar su inconformi­dad, van a la radio y a los periódicos para oponerse, diciendo que el cura les quiere quitar sus tradicione­s y que allí manda el pueblo. No importan ni Dios, ni la Virgen, ni los Santos, sino presumir de que ninguna fiesta salió como la que ellos organizaro­n.

No podemos condenar sólo hacia fuera. También al interior de la Iglesia se han dado casos de comerciali­zación de los servicios religiosos. Por ejemplo, no faltan parroquias, capellanía­s y otros templos, donde se piden enormes cantidades por una boda, o por otra celebració­n.

Doy testimonio, sin embargo, que quienes menos quieren que se cambie este escándalo no son los sacerdotes, sino los mismos fieles, que anteponen sus exigencias, pues lo que más anhelan es presumir de sus ceremonias y que ninguna otra se les iguale. Les importa lucir y opacar a otros, no tanto el sacramento.

Nosotros criticamos costumbres religiosas, que se han contaminad­o con intereses económicos. No les importa la fe, ni respetan la palabra de Dios, ni al Papa, al Obispo, los sacerdotes y catequista­s. Renovemos por lo tanto nuestra vida cristiana, dando siempre a Dios el culto que se merece y como nos lo ha pedido. (Comentario de monseñor Felipe Aguirre Franco)

 ?? CORTESÍA: NOTIDIÓCES­IS ?? Sus discípulos recordaron el pasaje: "El celo de tu casa me devora"
CORTESÍA: NOTIDIÓCES­IS Sus discípulos recordaron el pasaje: "El celo de tu casa me devora"
 ?? ??
 ?? ARCHIVO EL HERALDO DE CHIHUAHUA ?? Para parejas con o sin sacramento
ARCHIVO EL HERALDO DE CHIHUAHUA Para parejas con o sin sacramento

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico