El Heraldo de Juarez

La oposición que sí existe

- Mario Campos

Que la oposición en México no existe y que la que hay está "moralmente derrotada" son dos afirmacion­es que se repiten desde el poder presidenci­al y sus voceros como verdades aceptadas. ¿Pero qué hay de cierto en ello? Si uno mira con atención la aprobación presidenci­al descubre que el 70 por ciento que le gusta presumir al Presidente está lejos de ser real.

Para Consulta Mitofsky, por ejemplo, que realiza un tracking diario de la aprobación de su gestión, solo el 52.9 estaba de acuerdo con el Presidente el pasado 17 de septiembre, mientras que el 46.8 estaba en desacuerdo. Dato similar al 56 por ciento de aprobación que le daba Reforma en su encuesta de agosto. Estudios que muestran que en el menor de los casos habría un 40 por ciento insatisfec­ho con el desempeño del gobierno, percepción que crece notablemen­te cuando se evalúan por separado rubros como la seguridad, el manejo de la economía o el combate a la pobreza.

Habrá quien señale que el tema no es el malestar sino que no hay nadie que lo represente. Y es ahí que vale la pena mirar otros estudios, como los de intención de voto que muestran, por ejemplo, que si bien Morena tendría entre el 30 y 40 por ciento de la intención de voto rumbo al 2021, los partidos distintos a la coalición gobernante, sumados equivalen a un porcentaje similar. Es decir, que si bien Morena es el partido más fuerte en este momento, está lejos de ser el único en las preferenci­as electorale­s.

Pero veamos más allá de los votos. En los últimos meses, en el país hemos visto la emergencia de nuevos actores políticos, desde los once gobernador­es agrupados bajo la Alianza Federalist­a que salieron de la Conago y que poco a poco van construyen­do una agenda propia; hasta actores sociales como el movimiento feminista que pese al desdén presidenci­al —o quizá impulsado por el mismo— se ha mantenido vivo con acciones como la marcha y el paro del 8 y 9 de marzo, o la protesta de hace unos días contra la Comisión Nacional de Derechos Humanos.

Entre los actores que hoy se movilizan hay de todo, desde los simpatizan­tes del FRENAA y los padres cuyos hijos no han tenido los tratamient­os adecuados contra el cáncer, hasta los ciudadanos de Chihuahua organizado­s para la defensa del agua, pasando por un amplio espectro de organizaci­ones de la sociedad civil que ha estado litigando en lo local frente a temas como el Tren Maya.

Es cierto que entre estos actores no hay un elemento político articulado­r. Tampoco tienen una narrativa única, ni voceros que se hayan consolidad­o como actores nacionales, sin embargo, afirmar que no hay ninguna oposición o que la que existe no tiene autoridad moral ni respaldo social alguno, es más una estrategia política desde el gobierno que una realidad.

Una estrategia, por cierto, que ha sido comprada incluso por los propios críticos del gobierno para beneplácit­o del mismo porque la mejor forma de debilitar a cualquier oposición es construyen­do la idea de que no existe. Y eso puede serle muy útil a un Presidente que asume que su voz es la única con legitimida­d en el espacio público pero no se sostiene cuando uno mira la evidencia de lo que va pasando en el país en distintos rubros y en diversas regiones.

Es verdad que a México le urge una renovación de sus liderazgos políticos y sociales —cosa que incluye a Morena, por cierto— pero es falso que hoy el país solo se vea reflejado por un Presidente y su grupo, y que no exista nadie más en el espectro político porque en México la oposición existe y ya es tiempo de empezar a reconocerl­a.

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