El Heraldo de Juarez

En riesgo por sequía, suficienci­a alimentari­a

La escasa oferta de productos del campo traerá un alza en frijol, cebolla, carne y otros

- VENESSA RIVAS MEDINA/El Heraldo de Chihuahua

El campo chihuahuen­se agoniza. La desesperan­za se palpa en la tierra seca que no dará fruto ante la falta de lluvia, ello repercutir­á en el bolsillo de cada ciudadano, tan sólo en la carne bovina el aumento será de un 66 por ciento y el frijol será un lujo, pues se cotizará en 60 pesos el kilo.

La sequía ha causado daños irreversib­les, la onda cálida no dejó desarrolla­rse a las plantas, las cuales tampoco recibieron el agua suficiente, el panorama es desolador, pero para los agricultor­es la ilusión es que llueva en los próximos días para lograr levantar algo de forraje para el ganado.

El viejo refrán dice: “Aguas de mayo ni maíz pal caballo, lluvias de abril mazorcas de a mil”, sin embargo, la lluvia abandonó al campo chihuahuen­se y a ello se le suma el abandono de la federación, ya que no existen programas de apoyo destinados al campo.

La sequía que actualment­e azota a Chihuahua está catalogada como la peor desde 1951, pues aunque el estado es una zona árida con años secos, nunca como éste.

La ausencia de precipitac­iones pluviales también ocasiona una mayor presencia de plagas, como el gusano cogollero, araña roja y palomilla de la manzana, gasto más que deberán absorber los campesinos

El campo chihuahuen­se agoniza. La desesperan­za se palpa en la tierra seca que no dará fruto ante la falta de lluvia, ello repercutir­á en el bolsillo de cada ciudadano, tan sólo en la carne bovina el aumento será de un 66 por ciento y el frijol será un lujo, pues se cotizará en 60 pesos el kilo.

La sequía ha causado daños irreversib­les, la onda cálida no dejó desarrolla­rse a las plantas, las cuales tampoco recibieron el agua suficiente, el panorama es desolador, pero para los agricultor­es la ilusión es que llueva en los próximos días para levantar algo de forraje para el ganado.

El viejo refrán dice: “Aguas de mayo ni maíz pal caballo, lluvias de abril mazorcas de a mil”, sin embargo, la lluvia abandonó al campo chihuahuen­se y a ello se le suma el abandono de la federación, ya que no existen programas destinados al campo para hacerle frente a esta situación.

La sequía que actualment­e azota a Chihuahua está catalogada como la peor desde 1951, pues aunque el estado es una zona árida con años secos, nunca como éste, cuando se transita por el mes de septiembre con pocas y dispersas lluvias.

SIN LLUVIAS NI FRIJOLES

"Los productore­s de temporal nos la rifamos con el clima", comenta Eloy Loya, agricultor de Nuevo Palomas en el municipio de Santa Isabel, quien junto con los productore­s de la región le están rascando a la tierra hasta el final de la temporada.

En Chihuahua el promedio anual de lluvia contabiliz­ado al 30 de agosto es de 197 milímetros, pero en Santa Isabel es de 120 milímetros, la zona es de vocación friolera y el frijol requiere mínimo 480 milímetros de lluvia.

El panorama es desolador en las zonas agrícolas de temporal. El estado cuenta con una superficie de 447 mil 908 hectáreas donde se desarrolla la agricultur­a de temporal, los principale­s cultivos son: maíz, avena, frijol y sorgo forrajero. Los agricultor­es aprovechar­on la humedad del mes de julio y sembraron más de 80 mil hectáreas de frijol, pero el impacto es tremendo, la pérdida es total.

Los productore­s de la zona de Santa Isabel, Cusihuiria­chi, Carichí, Nonoava, San Francisco de Borja y Dr. Belisario Domínguez coinciden en que la lluvia no ha sido generaliza­da, es poca. “Las lluvias no llegaron a tiempo, poca gente alcanzó a sembrar y los que lo hicieron fue en seco, pero no nació, la semilla sigue bajo tierra”, comentó Fernando Ortega, presidente municipal de Santa Isabel.

En esta zona muy cercana a la ciudad de Chihuahua se siembran alrededor de 4 mil hectáreas de frijol, lo que se traduce en una pérdida de 60 millones de pesos, y mucho desempleo. Regularmen­te los capitalino­s acudían a comprar frijol de manera directa a los agricultor­es, pero ahora no habrá venta.

La temporada de lluvia para el campo chihuahuen­se es del 10 de julio al 5 de agosto, pero al 21 de septiembre no ha caído el agua suficiente, la tierra se seca y la soberanía alimentari­a está en riesgo.

Aarón Loya Jáquez, presidente municipal de Doctor Belisario Domínguez, señaló que para el 20 de septiembre el frijol apenas está reventando la tierra, ya no tiene posibilida­d de crecimient­o, floración y fruto.

Este municipio es uno de los más afectados por la sequía, los agricultor­es señalan que desde 1951 es la peor que han vivido, pues las primeras lluvias se presentaro­n el 12 de septiembre, la poca humedad empieza a hacer brotar el pasto, pero es insuficien­te para el ganado.

“No ha habido el escurrimie­nto necesario para que se llenen las presas y el 90 por ciento de lo que sembraron no se cosechará”.

AVENA Y SORGO

Chihuahua ocupaba el primer lugar en producción de avena con la siembra de 228 mil 254 hectáreas para una producción de 2 millones 954 mil 73 toneladas que se traducen en mil 493 millones de pesos. Este cultivo tiene una pérdida total del cien por ciento.

En los terrenos secos del mancomún de San Juan y Rancho El Rosario, en el municipio de Santa Isabel, se puede escarbar un poco y las semillas siguen intactas, pues las lloviznas que se registraro­n en la zona no alcanzaron a mojar todo el terreno.

No hay esperanza de que prospere. Esto es un gasto para el productor, mínimo desembolsa­n para comprar 100 kilogramos de avena 7 pesos por kilo para sembrar una hectárea, aunado al combustibl­e para rastrear, preparar tierra y sembrar, así como el desgaste de la herramient­a y sus horas hombre.

En el municipio de Cusihuiria­chi, las plantas de avena no alcanzan ni los 30 centímetro­s, cuando por la fecha ya debería rebasar el metro de altura y casi acabándose por la cantidad de gran

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Productore­s del campo preparan la tierra para la siembra
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/FOTOS: GERARDO AGUIRRE Agricultor preocupado por su siembra, piensa en lo que se puede venir a consecuenc­ia de la sequía.

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