El Heraldo de Juarez

Lealtad a ciegas

El 8 de julio de 2019, escribí un artículo que titulé "Instituto Chucho el Roto" para hacer algunas reflexione­s sobre el entonces recién creado Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado (INDEP).

- Jorge Gaviño Diputado de la Cdmx por el PRD

A mi amigo Jaime Cárdenas, por la lealtad a sus ideas y su congruenci­a.

Unos días antes, el 1 de julio, el presidente de la República presentó un informe de actividade­s donde enlistaba, como uno de los logros de la autodenomi­nada "Cuarta Transforma­ción", el supuesto éxito de la nueva institució­n que reemplazó al Servicio de Administra­ción y Enajenació­n de Bienes (SAE) creado en el sexenio de Vicente Fox.

Nombres aparte, lo que llamó mi atención fue la absoluta falta de sustento legal con el que se creó el organismo, así como el manejo político que se pretendía hacer con la enajenació­n de bienes: el 21 de mayo, sin ley orgánica y sin presupuest­o asignado, el presidente anunció en su conferenci­a mañanera que Ricardo Rodríguez Vargas sería el encargado de dirigir ese nuevo brazo justiciero del Gobierno de México.

En ese entonces señalé que "Crear entidades de palabra y repartir nombramien­tos al calor de la plaza pública, es una muy mala práctica que termina debilitand­o a las institucio­nes, cuando lo que debemos hacer es trabajar para fortalecer­las."

Para crear un ente de gobierno es necesario seguir un proceso: darle un marco normativo, definir una estructura orgánica, establecer perfiles, presupuest­o. Es como las raíces de un árbol: entre más frágiles, más vulnerable a las tempestade­s y a los caprichos del clima.

El 1 de junio de este año, Ricardo Rodríguez renunció como titular del INDEP. En su lugar, el 16 de junio, tomó posesión Jaime Cárdenas Gracia. Doctor en Derecho, académico, investigad­or de la UNAM, con una larga trayectori­a en el servicio público, es alguien que sabe muy bien acerca de lineamient­os, normas y reglamento­s.

Para una persona con formación de abogado, que se apega a los procedimie­ntos, dirigir un organismo con las caracterís­ticas del INDEP no debió haber sido algo sencillo.

Está muy claro que este instituto fue creado por el presidente como una especie de "cofre" para darle al gobierno federal los recursos que necesita para llevar a

El 1 de junio de este año, Ricardo Rodríguez renunció como titular del INDEP. En su lugar, el 16 de junio, tomó posesión Jaime Cárdenas. Doctor en Derecho, académico, investigad­or de la UNAM, con una larga trayectori­a en el servicio público, es alguien que sabe muy bien acerca de lineamient­os, normas y reglamento­s.

cabo su política social, tal como lo señala el propio Jaime Cárdenas en su carta de renuncia.

El problema de que se vea a una entidad pública (con tanto dinero y poco fiscalizad­a) como si fuera una fuente inagotable de finanzas, es que nace la tentación de brincarse los procesos administra­tivos con tal de cumplir con celeridad los objetivos y las necesidade­s presidenci­ales.

El carácter formalista y la insistenci­a en los procedimie­ntos generaron molestias. Cárdenas perdió el respaldo del primer mandatario y lo que sucedió después es de dominio público.

De igual forma, se hizo pública la exigencia máxima por parte del titular del Ejecutivo para con sus funcionari­os: "Lealtad a ciegas al proyecto de transforma­ción".

¿Lealtad a ciegas? Para una persona de leyes y de principios este requisito es inadmisibl­e.

Esperemos que este triste episodio de la política, pase a ser una lección sobre la importanci­a que tiene construir institucio­nes con profundas raíces legales. Sólo así serán capaces de resistir cuando soplen los vientos de la corrupción.

Al doctor Jaime Cárdenas, le reconozco su valor y su congruenci­a. Su renuncia tal vez no sirvió para devolverle al pueblo lo robado, pero por lo menos le devolvió algo de dignidad a nuestras institucio­nes, al servicio público y al Estado de Derecho.

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