El embarazo infantil implica abuso sexual
Una política pública que impulse el desarrollo y frene la desigualdad, tiene que atender prioritariamente el asunto del embarazo infantil y adolescente que, francamente, se traspone, por un lado, con el de abuso sexual (agravado por el confinamiento) que sufren niñas y adolescentes del país y, por otro, con el acceso nulo o limitado a la educación sexual, oportuna y eficiente, y a métodos anticonceptivos asequibles.
De acuerdo con Inegi, en 2019 se registraron 339, 539 nacimientos de madres de 15 a 19 años y otros ocho mil 507 de niñas menores de 15. Hay que decirlo, la mayoría de estas casi 350 mil madres (16.6 por ciento del total ese año) no tenían la mayoría de edad y más de ocho mil cursaban primaria o secundaria, si es que tuvieron acceso a educación. Es evidente que la mayoría de estos nacimientos fue resultado del delito de abuso sexual.
México es el país de la OCDE con más casos de abuso infantil (5.4 millones a 2019) y 60 por ciento ocurrieron a manos de un conocido y en su propio hogar. Se estima que solo se denuncian 100 de cada mil incidentes, de ellos, 10 llegan a juicio y uno termina en la condena del agresor. La impunidad es parte de este fenómeno, Redes de trata y pornografía infantil explotan y corrompen a la niñez mexicana y quedan impunes. Tanto así que el país tiene el ominoso 1° lugar en pornografía infantil, que también se incrementó en 2020.
El abuso sexual en niñas, niños y adolescentes resalta las necesidades urgentes en educación, prevención y procuración de justicia. Cualquier persona que sufre abuso cargará el trauma siempre. Sin embargo, cuando una niña deja su infancia para asumir la maternidad (por abuso o falta de información), debido al esquema de desigualdad, trunca sus oportunidades de desarrollo alimentando el ciclo de pobreza.
Adicionalmente, la brecha salarial entre mujeres y hombres, escolaridad aparte, se agranda según el número de hijos. La diferencia se aproxima a $4 mil sin hijos, a $8 mil cuando hay uno, a casi 10 mil con dos y alrededor de $14 mil de diferencia entre una mujer y un hombre que tienen tres o más hijos (ENIGH 2018).
El embarazo infantil y adolescente trastoca la vida de millones de niñas y jóvenes
México es el país de la OCDE con más casos de abuso infantil (5.4 millones a 2019) y 60 por ciento ocurrieron a manos de un conocido y en su propio hogar. Se estima que solo se denuncian 100 de cada mil incidentes, de ellos, 10 llegan a juicio y uno termina en la condena del agresor. La impunidad es parte de este fenómeno, Redes de trata y pornografía infantil explotan y corrompen a la niñez mexicana y quedan impunes. Tanto así que el país tiene el ominoso 1° lugar en pornografía infantil, que también se incrementó en 2020. El abuso sexual en niñas, niños y adolescentes resalta las necesidades urgentes en procuración de justicia.
replicando estructuras de perpetuación de la pobreza.
Proteger el derecho a vivir una vida libre de violencia, evita que se violen otros, como salud y educación, y posibilita solventar una vida sin carencias, para las madres y sus descendientes. El desarrollo nacional empieza con erradicar las desventajas de niñas y adolescentes, castigar el abuso sexual, reducir la impunidad y apoyar a las mujeres de cualquier edad a romper con estos ciclos. Atender esta situación es un problema de primer orden que impacta en el presente y futuro de nuestro país y de muchas vidas inocentes.
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