Simbólicamente se acaba la era Castro
Cónclave del Partido Comunista de Cuba otorga un reemplazo generacional pero con la continuidad política con el control absoluto del presidente Miguel Díaz-Canel
LA HABANA. Raúl Castro cedió el liderazgo al presidente del país, Miguel Díaz-Canel, que se comprometió a preservar la continuidad y seguirá consultando al general las principales decisiones políticas, durante el Congreso de la renovación generacional del Partido Comunista de Cuba (PCC).
Díaz-Canel, de 60 años y desde 2018 el primer gobernante cubano sin el apellido Castro ni uniforme militar en las últimas seis décadas, asume tres años después el mando del PCC, definido por la Constitución como “la fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado” para la “construcción del socialismo y el avance hacia la sociedad comunista”.
Tras cuatro jornadas de sesiones a puerta cerrada en las que participaron 300 delegados se consumó oficialmente el relevo generacional tanto en el liderazgo del partido como en su mayor órgano de decisión, el Buró Político.
Junto con Castro han abandonado el Buró Político del PCC otros dirigentes históricos como el hasta ahora número dos de la formación, José Ramón MachadoVentura (90 años), y el comandante Ramiro Valdés (88 años), además de Marino Murillo, considerado el “zar” de las recientes reformas económicas.
Entre los nuevos integrantes de la cúpula del PCC, de 14 miembros, están el primer ministro, Manuel Marrero, y Luis Alberto Rodríguez López-Callejas, exyerno de Raúl Castro y jefe del conglomerado cubano de propiedad militar GAESA que controla los activos económicos más valiosos del país.
En su discurso de clausura del Congreso, Díaz-Canel anunció que seguirá consultando con Castro las “decisiones estratégicas del futuro de la nación”, lo que sugiere que la retirada política del hermano menor de Fidel Castro es solo parcial y seguirá conservando su influencia.
SEGUIRÁ EL SISTEMA SOCIALISTA
Ambos también dejaron claro en sus intervenciones que, pese al relevo generacional, la prioridad es garantizar la continuidad del sistema socialista de partido único y economía centralizada.
También adelantaron que seguirán aplicando las reformas económicas que el propio Castro inició hace más de una década y que contemplan pequeñas aperturas a la iniciativa privada en sectores no estratégicos, manteniendo el monopolio estatal sobre la producción, el comercio, la educación, la salud y la comunicación.
En el plano económico, el nuevo primer secretario del PCC reconoció los malos resultados en las finanzas del país desde el último Congreso de 2016, de los que culpó al embargo de EU aunque también a problemas internos como “la ineficiencia e ineficacia del sistema empresarial y el sector presupuestado, el exceso de gasto, la falta de control sobre los recursos y los problemas estructurales”.
Así, estableció como metas a alcanzar “la soberanía y seguridad alimentaria, el desarrollo energético e industrial”, junto con “la defensa y fortalecimiento institucional como Estado de Derecho”.
Tanto Díaz-Canel como Castro confiaron en hacer realidad el ideal de “socialismo próspero”, una promesa formulada por Fidel Castro hace seis décadas.
Cuba sufre en este momento una grave crisis económica, con escasez de casi todos los productos y largas colas para adquirir los pocos bienes disponibles.
MIGUEL DÍAZ-CANEL PRESIDENTE DE CUBA Seguiré consultando con Raúl Castro las decisiones de trascendencia para el presente y el futuro de la nación”