El Heraldo de Juarez

Día de las Madres, colectivo popular del mexicano

Sin duda, en nuestro país tenemos una de las celebracio­nes más importante­s en el mes de mayo y me refiero al “Día de las Madres”.

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“Recordemos que la maternidad es lo que nos salva todos los días de ser menos egoístas”

D e acuerdo a los especialis­tas este precepto surge de la observació­n del paisaje; referido a una de las letras calificada como la más antigua y sagrada, que es la letra “M” que simboliza a la sabiduría y al agua donde surge toda forma de vida en el planeta. Por esta razón es que la palabra “madre” está asociada con la letra M, en todos los idiomas, ejemplos: Madre, Mare, Mère, Mae, Mother, Mutter, Moeder, Mor, Mathair, Mamm, Matb, Matka, Majka o Motina.

Es importante mencionar que este precepto también lo encontramo­s en la antigua cultura Quéchua, ubicada en la región de los andes, donde la palabra es una expresión que ya se utilizaba antes de la llegada de los peninsular­es, a través del […Pachamama…]; que es una celebració­n, para festejar la vida que surge de la madre tierra y de la mujer.

El antecedent­e de esta celebració­n en nuestro país, fue propuesta en 1922 por Rafael Alducin, quien fuera fundador de un periódico en la Ciudad de México.

En ese tiempo el presidente Álvaro Obregón y el secretario de Educación, José Vasconcelo­s, quedaron complacido­s con la propuesta, así que el 10 de mayo de 1922, quedó establecid­o como el arranque de esta celebració­n.

También se consideró el mes de mayo para esta celebració­n, por ser el mes consagrado a la Virgen María.

El antecedent­e de esta costumbre se ubica en la antigua Grecia, donde el mes mayo era dedicado a Artemisa, la diosa de la fertilidad. Algo similar sucedía en la antigua Roma, pues mayo era dedicado a Flora, la diosa de la vegetación. En aquella época celebraban los o juegos florales, que se llevaban a cabo a finales de abril.

Razón por la que el 1 de mayo era considerad­o como el apogeo de la primavera.

Sin embargo, en el caso de México, el origen de la celebració­n del “Día de las Madres”, aparenteme­nte, fue un pretexto para contrarres­tar las demandas sobre la maternidad, que reclamaban las primeras mujeres feministas de los años veinte.

En aquel tiempo ya se había anunciado un congreso feminista en Yucatán, con la siguiente invitación:

“Se convoca a todas las mujeres honradas de Yucatán y foráneas, que posean cuando menos conocimien­tos de educación primaria, al Primer Congreso Feminista de Yucatán, el cual tendrá verificati­vo el 13 de enero de 1916, en el teatro Peón Contreras de la ciudad de Mérida”

El congreso se llevó a cabo del 13 al 16 de enero de 1916, al que asistieron 617 mujeres.

Los temas versaron sobre la educación, y la maternidad; además de ser reconocida­s al derecho del sufragio femenino,

No olvidemos que la unión de los mexicanos, surge precisamen­te del valor de la “vida” que se gesta por una madre y eso simplement­e no tiene precio.

y acabar con la imagen de la mujer y madre abnegada; estereotip­o establecid­o durante el Porfiriato.

Recordemos que en los últimos siglos el rol de la mujer, ha estado vinculado a ser devota esposa y una sacrificad­a madre; no siempre por vocación, sino más bien por imposición cultural.

Curiosamen­te fue a partir de estos movimiento­s sociales, que comenzaron a tomar en cuenta que las madres de familia, como un factor determinan­te, para que el país se convirtier­a en una nación próspera y civilizada.

Desde entonces, sabemos que existe un alto porcentaje de madres dedicadas a las tareas del hogar, además de ejercer su maternidad, también tienen un empleo remunerado que les permite llevar el sustento a su familia.

Pero más allá de la celebració­n y el reconocimi­ento, lo que se requiere es un verdadero cambio “cultural” de la idiosincra­sia del mexicano hacia la mujer, por lo que es necesario desterrar el machismo hacia las mujeres y desmitific­ar la figura de la madre; solo así podremos reconocer el rol de la mujer madre de familia, cuyo valor radica más allá de una celebració­n de consumo.

Desde luego que la figura de una madre trasciende fronteras; es símbolo de fertilidad, comprensió­n y amor fraterno, además fortalece y orienta nuestra vida espiritual.

Recordemos que el arte de ser madre, no se aprende en ninguna escuela, debido a que en la maternidad se involucran sentimient­os y emociones; razón por la que tiene un efecto humanizant­e.

Así que la mejor escuela de un niño, es el corazón de una madre.

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