El Heraldo de Juarez

La prueba de la Línea 12

- ERICK RAMÍREZ

En un país que ha normalizad­o la muerte y la violencia a niveles patológico­s, la tragedia ocurrida este lunes 3 de mayo en la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México, tocó una fibra sensible.

Lo ocurrido es una de esas cosas que quedan tatuadas en la memoria colectiva, definen gobiernos e idealmente generan cambios, pues el hecho en sí no fue producto del crimen organizado, el azar o un desastre natural, sino del mal actuar de alguien en el poder.

Sin importar que la construcci­ón y mantenimie­nto de la Línea 12 caigan en la cancha de administra­ciones pasadas, la 4T está hoy en los controles de la Ciudad de México y el Gobierno federal.

Es así que ésta es una prueba a la que el lopezobrad­orismo no se había enfrentado.

Para empezar y más importante, el peritaje del desastre deberá de aportar respuestas lo más rápido posible y definir las responsabi­lidades de funcionari­os y contratist­as, pasados y presentes.

Especialme­nte, hacernos saber hasta dónde llega el actuar de la directora actual del Metro, Florencia Serranía, de Marcelo Ebrard y de Claudia Sheinbaum, los últimos dos contendien­tes con mayor exposición de Morena para la presidenci­al del 2024.

Veremos si este gobierno, el de la persecució­n fiscal y penal de sus contrincan­tes, tiene el valor de iniciar sanción en contra de sus propios soldados o de perdida hacerlos renunciar; o si en cambio le cargan todos los muertos a los exjefes de gobierno, Miguel Ángel Mancera y José Ramón Amieva, o los exdirector­es del Metro, Joel Ortega y Jorge Gaviño.

Asimismo, por fuerza debe haber una revisión completa y detallada del estado físico y financiero del Metro, el cual difiere de manera importante entre cada línea del sistema. No se encuentra en el mismo estado la Línea 2 que cruza por el Centro

Histórico que la A que moviliza a los residentes de Chalco.

Esta revisión cruza por un debate serio sobre el costo del Metro, el que claramente trabaja horas extra con deficienci­as en ingresos.

En 2020 se recaudaron sólo 3 mil 983.2 millones de pesos por la venta de servicios, un 39.3% menos en comparació­n con 2019. Es obvio que esta cantidad no alcanza para darle el mejor servicio posible a los mil 600 millones de usuarios que moviliza cada año.

Veremos. Apenas en enero Claudia Sheinbaum dijo literalmen­te “No vamos a subir la tarifa del Metro”. En tanto el presidente López Obrador ya ha mostrado que le tiene miedo a esta discusión con tal de no perder apoyo popular, recordemos cuando se mostró indignado cuando el boleto pasó de tres míseros pesos a cinco en 2013.

Los sectores más amorales de la oposición han tomado nota de estos retos para el morenismo. De aquí en adelante la Línea 12, su construcci­ón y falta de supervisió­n adecuada se añadirán a su cartera del golpeteo político, gruesa en reclamos pero anémica en ideas.

Como ejemplo no se puede dejar de mencionar a los panistas Andrés Atayde, Christian Von Roehrich, Federico Döring, Héctor Barrera y Diego Garrido, quienes fueron a la escena para tomarse fotos y hacer proselitis­mo como si fuera la entrada de SixFlags.

Por lo pronto, el examen que esta tragedia impone a la 4T ha revelado una falla estructura­l de su proyecto de nación.

Y es que a pesar de lo que diga el Presidente, las implicacio­nes y alcances de la corrupción mexicana son mucho más complejas a que si el titular del Poder Ejecutivo y su caterva de cuates roban o no del presupuest­o público.

La corrupción contínua que rodea desde un inicio a la Línea 12 del Metro y que esta semana enlutó a decenas de familias, le recuerda a la 4T que su ideal de país, el del “México ineficient­e pero siempre honesto”, es una quimera.

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