Se compran votos
Desde que triunfó la República don Benito Juárez recurrió a todos los medios, decentes y no tanto, para asegurarse su permanencia en el poder. De ese año data una carta dirigida al presidente por uno de sus más incondicionales paniaguados, José Lobato:
“... Una semana de trabajos nos ha costado triunfar en la capital. A tiempo conveniente pondré a usted la cuenta de los auxilios y los gastos de nuestros agentes... Estamos confeccionando el gran proyecto de que los diputados sean todos gente útil, y que comprendan sus deberes, para no ir a poner trabas al Ejecutivo de la Nación...”.
Como se ve, con la interesada ayuda de “agentes” a sueldo el presidente no sólo maniobraba a fin de lograr su reelección, sino también para hacer nugatorio en la práctica el principio de la división de poderes, esencia de la organización política de México. Buscaba tener solamente “diputados útiles” que no estorbaran sus designios.
Por cierto, don Benito le quedó a deber un dinerillo a Lobato por los gastos que hizo para conseguirle votos. De 1,500 pesos que Juárez le pagó a su “agente”, éste empleó 1,400 en mandar comisionados a los 14 distritos electorales. Le quedaron 100, y todavía tuvo que poner otros 300 de su bolsa para pagar correos con mensajes secretos a aquellos “’comisionados”.
En Guanajuato un Bocardo trabajó en favor de Juárez. Con ayuda del gobernador, incondicional de don Benito, logró -también mediante el gasto de generosas sumas- que los diputados fueran fieles servidores del presidente.
Puebla era una plaza dificilísima para Juárez, pues ahí se le odiaba con religioso fervor. Tuvo pues que gastar más dinero que en otras partes a efecto de mejorar su imagen en ese levítico reducto. Entregó 2 mil pesos a un tal Julio González, y le dio además una lista de amigos suyos por los que habría que trabajar a fin de hacerlos diputados. He aquí el texto de un recado que ese González envió a Juárez:
“... La listita para la legislatura que usted me dio la entregué al señor García, quien ofrece a usted por mi conducto que será obsequiada. Serán entregados los 2,000 pesos, y destinados a su objeto...”.
Los 2 mil pesos dieron un inmediato resultado. “... Don Ignacio Ramón Vargas -escribió González a don Benito- que antes de hoy era de oposición, está (ahora) altamente comprometido con nosotros... De veinte días a esta parte se ha operado una verdadera metamorfosis en la cosa pública...”.