COMPETENCIA ABAJO
Platicando con algunos amigos sobre los escenarios de competencia electoral que expuse en un artículo para la revista Voz y Voto de marzo pasado, así como para explicar mi escepticismo sobre las encuestas (me refiero a las que merecen ese nombre), usé un símil, que comparto ahora.
Como en un bosque, en estas elecciones hay muchos árboles (candidatos); si lo vemos desde arriba, los de mayor tamaño (las candidaturas presidenciales) tapan a los otros, los ocultan o les hacen sombra. Otras nubes que impiden ver el bosque son las encuestas. Por eso, es mejor ver la elección a ras de tierra. Mirar la competencia desde abajo, en los 31 estados y cientos de municipios, en la CDMX y las 16 alcaldías.
Con esa perspectiva y un poco de información veraz sobre el ámbito local, la mirada es muy distinta, al incorporar hechos y valoraciones, sentimientos y humores, que casi siempre son ignorados en las opiniones y análisis de quienes, desde las atalayas capitalinas, creen, o quien hacer creer, que la competencia está resuelta desde hace meses. Llama la atención que incluso en la CDMX se dejan de lado las evidencias que apuntan a una cerrada competencia.
En la mayoría de los análisis la elección presidencial ocupa todo el espacio y se enfoca como si se tratara de un evento separado de las otras elecciones. Se habla de los electores como si cada uno de ellos tuviese personalidades múltiples y votara de manera diferente dependiendo de la boleta. Es cierto que muchos ciudadanos practican el voto diferenciado, comportamiento que está más acentuado en las zonas urbanas; pero las evidencias apuntan a que la mayoría de los electores votan por el mismo partido en todas las boletas. Es lo que llamamos voto uniforme.
Por la concurrencia entre elecciones federales y locales en las 32 entidades federativas, cada elector que acuda a las urnas el domingo 2 de junio recibirá como mínimo 4 boletas, 3 federales y una local, y como máximo 6 boletas, 3 federales y 3 locales. Por eso afirmo que, si consideramos las elecciones para las gubernaturas, ayuntamientos y diputados locales, la competencia se ve diferente desde abajo.
En la CDMX la alternancia toca la puerta. El largo ciclo de prevalencia de la izquierda, iniciado por Cuauhtémoc Cárdenas en 1997, podría llegar a su fin de extraña manera. Lo digo por la participación del PRD en la alianza opositora. De ese partido surgieron, de 1997 hasta el relevo de 2018, todos los Jefes de Gobierno de la ciudad capital. Lo que ocurra en la CDMX no será ajeno a lo que pase en los municipios conurbados del Edomex, casi todos ellos de los más poblados del país.
Mirando la competencia abajo, Morena va en caballo de hacienda en la carrera por la gubernatura de Tabasco. No así en Chiapas en donde el desgobierno de Rutilio Escandón es motivo para un posible voto de castigo. Puebla es un enigma. En Guanajuato, Jalisco y Yucatán los astros parecen alineados en favor de la continuidad del partido en el gobierno. Morelos y Veracruz apuntan a la alternancia. De la tierra de Zapata es poco lo que puede agregarse sobre al desastre que ha significado la gubernatura de Cuauhtémoc Blanco. En Veracruz, el gobernador y la candidata de Morena son las mejores cartas de la oposición.
Es cierto que para Morena es una ventaja tener 23 gobernadores en su equipo de campaña, pero también es lo contrario. Varios de ellos se encuentran entre los peor calificados por sus gobernados; para muestra están los botones de Guerrero, Michoacán, Oaxaca, Baja California, Sonora, Sinaloa, Tamaulipas, CDMX y México. En los municipios gobernados por el partido oficial, las denuncias contra sus alcaldes, por ineptitud, nepotismo, corrupción, o todo junto, son numerosas, y aunque en las filas opositoras hay iguales o peores fichitas, por número los morenistas tienen más que perder.
Procede hacer una pregunta: ¿la popularidad presidencial es una cobija tan ancha que alcanzará para arropar a su candidata presidencial y además para tapar a los gobernadores y alcaldes de Morena? Los municipios son el otro territorio de la competencia abajo. 1802 renovarán su ayuntamiento este año, entre ellos los 150 más poblados del país. Las alternancias en ese ámbito han sido una constante en los años recientes, Todo apunta a que así seguirá siendo. Finalmente, hay otro factor a considerar: el efecto de la reelección de legisladores y presidentes municipales. Si la reelección “empodera” al elector, ¿cómo usarán los ciudadanos ese nuevo poder?
Es en la competencia abajo donde se definirán los resultados de las elecciones. Creo.