DEJANDO LA ZONA DE CONFRT
POR CLAUDIA LUNA*
•Todas sabemos en qué somos buenas, qué cosas hacemos bien, qué hacemos mal y qué hacemos regular. También hay un conjunto de cosas que no hacemos nunca. Salirnos de la zona de lo que hacemos bien y con regularidad, nos provoca resistencia, miedo, ansiedad y a veces, emoción. En este y otros espacios suelo subrayar la importancia de tomar riesgos y salir de los propios límites como herramienta de crecimiento personal. Hace unas semanas tuve la oportunidad de liderar a mi ejército desde el frente. Por una serie de eventos afortunados, me fue propuesto colaborar con un grupo de jóvenes en un proyecto del tipo del que nunca pensé ser parte. Implicaba desarrollar, de manera casi inmediata, un conjunto de habilidades de las que carezco y que nunca pensé relevante desarrollar. Implicaba la exposición de mi persona de maneras en las que nunca me he expuesto, a un público distinto al que normalmente me aproximo, y desde una postura radicalmente distinta.
Mi primera reacción fue de resistencia. ¿Pero esto cómo se relaciona con mi mensaje? ¿Con mi marca personal? ¡Lo voy a hacer fatal! ¡No estoy en edad de estos experimentos! Y la lista de autolimitantes crecía por minutos. Después de algunos días, pensé en todas las mujeres jóvenes a las que les he dicho: “arriesgas todo si no arriesgas nada”. ¿Cómo puedo predicar lo importante de ser valiente y hacer cosas nuevas (y un poco locas) si no lo hago yo misma?
Dejé que me esponjaran el pelo, me subí en unos tacones eternos y me dejé sacar fotos con ropa exquisita. La experiencia fue francamente luminosa. Me divirtió salir de mi personaje, encontrarme con mi incomodidad de frente y vencerla mordiéndome la lengua. Me reí -principalmente de mí misma-, aprendí, experimenté, y el resultado final fue algo de lo que puedo estar orgullosa. Salí de mi zona de confort en apoyo de un emprendimiento de mujeres, para mujeres. Orgánicamente, me alineé con conceptos con los que estoy de acuerdo: la moda es un comunicador, la alta moda es arte, y el arte tiene muchas vidas. Tomar pequeños riesgos posiblemente no nos cambie la vida, pero sí le da color. Nos ayuda a ejercitar el músculo de la creatividad y nos acerca a una existencia fluida que deja espacio a la flexibilidad. Tomarnos con más ligereza la vida e incluso a nosotros mismos, es absolutamente liberador.
*Directora Jurídica / Fundadora de Think Pink México