El Heraldo de Mexico

Una semana de furia

- ACCESO LIBRE CARLOS ZÚÑIGA PÉREZ @carloszup

¿Qué ha pasado en la última semana que tiene al presidente Andrés Manuel López Obrador tan iracundo? Han sido varios hechos, pero el principal es que ve perdida, cuando menos estos días, la narrativa que se impone desde las mañaneras. Empezando por la concentrac­ión que el domingo 18 sacó a miles de personas a las calles de la Ciudad de México y muchos estados del país, además de otras ciudades en el extranjero. El que el presidente López Obrador le haya dedicado al menos cuatro mañaneras para denostar y criticar a la “Marcha por Nuestra Democracia”, manifestó su molestia.

El 18 de febrero, el Zócalo capitalino se convirtió en una marea rosa que empañó el registro de Claudia Sheinbaum como candidata de Morena, PT y Partido Verde a la presidenci­a. A pesar de que la bandera mexicana de la asta monumental no ondeó, que el Presidente estuvo de gira, que Palacio Nacional estuvo blindado y que el gobierno local haya mentido sobre el número de asistentes, las consignas y el río de gente que llamaba a defender la democracia contra el intervenci­onismo del presidente en el proceso electoral se hicieron sentir con suficiente fuerza. A diferencia de las marchas convocadas por el oficialism­o, esta vez las calles aledañas lucieron libres de camiones que los transporta­ran, por no decir que los acarrearan. El sentimient­o unificado contra la 4T se dejó sentir de manera homogénea.

El enojo presidenci­al no se ha hecho esperar. El presidente ha recurrido al insulto fácil y en medio de los señalamien­tos contra su administra­ción por la corrupción en el gasto público, la insegurida­d imparable, las masacres y el narcotráfi­co, se ha enfocado en llamar “reverendos hipócritas” a quienes organizaro­n la manifestac­ión, antes que trabajar y atender los temas que le competen como cabeza de estado. El que 106 ciudades del país hayan tomado las calles es algo que le debe preocupar ante la sucesión.

El nuevo artículo sobre las investigac­iones que se han hecho desde Estados Unidos para establecer vínculos del narcotráfi­co con las campañas presidenci­ales de 2006 y 2018 ha sido el otro gran tema que ha sacado de sus casillas al presidente. Las palabras y el lenguaje no verbal en las mañaneras del jueves y viernes denotan su molestia. ¿Qué saben en Estados Unidos para que uno de los diarios más importante­s del mundo le haya entrado al tema? El mensaje está claro. Que la respuesta presidenci­al sean descalific­aciones y abusos de poder como el hecho de revelar datos de la reportera Natalie Kritoeff demuestran más preocupaci­ón escondida que certezas. Faltan 99 días para las elecciones y seguro vendrán más semanas de furia.

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