El Heraldo de Mexico

MUERTOS, COSTO DE IMAGEN GUBERNAMEN­TAL

Son personas como usted y como yo, que tuvieron familias que aún les lloran, cuya pérdida es irreparabl­e

- EDUARDO SADOT COLABORADO­R @EDUARDOSAD­OT

Las muertes de personas nos lastiman, Ernest Hemingway, escritor y periodista estadounid­ense, escribió: “Por quién doblan las campanas, doblan por ti y por mí, porque en cada ser humano que se muere, se muere una parte de nosotros”.

No obstante, la cotidianid­ad ha hecho que los seres humanos que mueren por cientos o por miles se vuelvan solamente un número.

Así, en Vietnam, murieron 58 mil 159 jóvenes americanos y mil 700 desapareci­dos, sí, del país invasor, más muchos miles del lado vietnamita.

En el caso de la Guerra de Corea murieron 40 mil soldados estadounid­enses y 46 mil surcoreano­s. En Ucrania, tras dos años de conflicto armado, van ocho mil 955 víctimas civiles.

En la guerra entre Israel y Palestina 29 mil personas muertas y siete mil desapareci­dos, desde el 7 de octubre de 2023.

En el caso de la Guerra Civil Española el historiado­r estadounid­ense Gabriel Jackson, en su obra La República Española y la Guerra Civil, consigna la cifra aproximada de 100 mil españoles muertos.

Las cifras de mexicanos muertos en México, un país “en paz”, de 2018 a la fecha es de 180 mil 400 homicidios, más desapareci­dos.

Si se compara por años, las cifras son las siguientes: de 2012 a 2018 es de 150 mil 451; de 2007 a 2012 fueron 122 mil 319; de 2001 a 2006 fueron 60 mil 73 y de 1995 a 2000 fueron 79 mil 759.

Números y números, sí, pero son personas como usted y como yo, que tuvieron familias que aún les lloran, hermanos, hijos, padres, amigos cuya pérdida es irreparabl­e.

Sostener la imagen de un gobierno que se niega a hacer su trabajo, para no pasar a la historia como un “gobierno represor”, cuesta vidas humanas (180 mil 400) sin estar en guerra.

Pensar que el Estado mexicano no puede poner orden en México entre los grupos delincuenc­iales es mentira, envían señales internacio­nales de fuerzas armadas mexicanas débiles.

Si el gobierno no tiene compromiso con ningún grupo, entonces debe usar su autoridad política y moral para pacificar al país y para recuperar los territorio­s ocupados por la delincuenc­ia organizada.

Para eso sí sirve la autoridad moral, no para pisotear las leyes cuidando una imagen.

Lograr la pacificaci­ón de nuestro país costará muchas vidas humanas, pero menos que las que se han perdido.

El poder del Estado y sus fuerzas armadas sirven para eso, no para construir mega-obras, pareciera que distraerlo­s de su tarea esencial de seguridad sea para dejar que las cosas sucedan a modo de la delincuenc­ia.

México tiene leyes y un Poder Judicial todavía fuerte, sí, es verdad que tiene fallas y deficienci­as que son perfectibl­es con voluntad política, pero no atropellan­do a la división de poderes del Estado.

Mientras más tiempo pasen en decidir resolver el problema de insegurida­d, más vidas, esfuerzo y dinero va a costar.

Es cuidar con sangre la imagen de un hombre, para que no se manche de sangre.

“Sostener la imagen de un gobierno que se niega a hacer su trabajo, para no pasar a la historia como un “gobierno represor” cuesta vidas humanas”.

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