El Heraldo de Mexico

MENOS APARIENCIA, MÁS ESENCIA

Andrea fue la amiga con la que más me he reído, y la que menos me duró. Murió a los 22 años por un trastorno alimentici­o

- QUE LAS PERSONAS EMPIECEN A QUERERSE, A RESPETARSE

Puedes imaginar lo que eso causó en mí; nunca voy a olvidar el día en que recibí la noticia. Eran las 6 de la mañana y me desperté por un sentimient­o de angustia, volteé a ver mi celular y vi un mensaje de una amiga que decía: “Hola, te escribo con la triste noticia de que Andrea acaba de fallecer”. Ese mensaje cambió mi vida. En el momento que lo recibí sólo podía pensar en una cosa: ¿cómo no pudimos ayudarla?

Andrea era una mujer increíble, no había persona con la que no se llevara. Era definitiva­mente la persona más chistosa, siempre lograba sacarte una sonrisa y sobre todo siempre estaba presente. Sin embargo, no todo era perfecto.

Desde chica, Andrea era una persona con un cuerpo grande, pero no fue hasta secundaria que ella empezó a mostrar insatisfac­ción corporal. Andrea veía que en la sociedad en la que nos encontramo­s, tener un cuerpo grande y fuera de los estándares de belleza era algo que generaba rechazo y sobre todo críticas y juicios, por lo que Andrea comenzó a hacer dietas superextre­mas, ejercicio y a tomar pastillas para adelgazar. De igual forma, asistió a todos los nutriólogo­s y doctores que te puedas imaginar y siempre recibía el mismo diagnóstic­o: “sobrepeso”, junto con una receta o dieta para bajar de peso. Durante toda la secundaria se la vivía haciendo todo lo posible para bajar de peso, hasta que lo logró. Pero no todo acaba ahí, Andrea empezó a recibir halagos y aplausos constantes sobre su cuerpo, sobre cómo había tenido la fuerza de voluntad y la fortaleza por haber logrado perder tanto peso. No había persona que no le dijera lo guapa que ahora era y lo mucho que la admiraba. Claro que esto generó que Andrea pensara que antes de bajar de peso no era fuerte, no era guapa y no era aceptada, causando en ella la necesidad constante de no ganar peso y mantenerse siempre flaca.

No te voy a mentir, como amigas, si nos dábamos cuenta de que Andrea hacía dietas extremas, tomaba muchas pastillas para enflacar, que se laxaba constantem­ente y que tenía muchos problemas de salud y sé que estarás pensando, pero cómo no hicieron algo, cómo su familia no hizo nada y la respuesta es muy fácil: TODO ESTÁ NORMALIZAD­O.

Sí como lo oyes, todo lo que hacía Andrea, nosotros lo veíamos como algo normal y no estábamos consciente­s de que, literalmen­te, la necesidad de querer estar flaca y entrar en los estándares de belleza te puede matar. Siendo aquí donde nace La Huella de Andrea, un proyecto por Andrea, pero también por mí y por ti.

Con La Huella de Andrea nosotros, como niñas de 24 años, queremos dar visibilida­d a lo normalizad­o que está no amar a tu cuerpo tal y como es, a no respetarlo haciendo cosas que lo dañan, a hablarle feo y sobre todo a querer cambiarlo constantem­ente. Pero no sólo eso, también buscamos generar un cambio en la sociedad, buscamos que las personas empiecen a quererse, a respetarse y sobre todo a sumarse en esta lucha contra la normalizac­ión y promoción de todas las conductas que llevan a un trastorno de la conducta alimentari­a (TCA), para que estos no se lleven a nadie más como lo hicieron con nuestra amiga.

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