El Heraldo de Mexico

ELEGIR SIN VIOLENCIA

#TODOSSOMOS­MÉXICO La violencia política electoral es un fenómeno complejo y de múltiples aristas, pero reconocerl­o no implica renunciar a una aspiración crucial y un derecho esencial

- MAURICIO FARAH ESPECIALIS­TA EN DERECHOS HUMANOS @MFARAHG

“Aunque con cifras inferiores, se repite el patrón de incremento en los primeros meses del año rumbo a la elección”.

De octubre a febrero se han registrado 29 homicidios de personas dedicadas a la política o al servicio público de alguna manera vinculadas al proceso electoral, encaminado a la jornada del próximo 2 de junio.

El promedio de ese periodo, de un homicidio cada cinco días, es bajo si se toman en cuenta las cifras de periodos electorale­s recientes, pero alto si aspiramos a elecciones sin violencia, como debe ser.

Ya se registró un decremento importante en el proceso 2020-2021 respecto del anterior.

En el primero, las personas asesinadas, entre ellas aspirantes o candidatos, familiares de éstos y servidores públicos sin militancia partidista fueron 265, dato que ciertament­e representa la mitad de las 523 víctimas del proceso previo (2018).

Ambas cifras son altas, porque todas lo son cuando se trata de homicidios, pero desde cualquier perspectiv­a hubo una importante reducción en este índice de violencia (Cifras de Violencia política en México 2018 y 2021, Consultora Etellekt).

Hay que extremar medidas de prevención y protección en marzo, mes en que suele registrars­e un incremento en los homicidios en periodos electorale­s, acaso por arrancar formalment­e las campañas.

Por ahora la evolución en estos registros, basada en informació­n publicada en medios, es la siguiente; en octubre hubo siete homicidios; en noviembre y diciembre, uno por mes; nueve en enero y 12 en febrero.

Aunque con cifras inferiores, se repite el patrón de incremento en los primeros meses del año rumbo a la elección.

Por ahora, en 19 entidades (60 por ciento) no se ha registrado ningún homicidio vinculado al proceso electoral, entre ellas, todas las del norte, algunas del centro y las del sureste.

Chiapas tiene cinco homicidios; Guerrero y Veracruz, cuatro; Michoacán y Zacatecas, tres; Colima, Edomex y Jalisco, dos; y Aguascalie­ntes, Ciudad de México, Guanajuato, Morelos y Puebla, uno.

El partido con más víctimas es Morena, con 12 (40 por ciento); le siguen PAN, cuatro; PRI y MC, tres cada uno; PRD, dos; y PVEM, uno.

Destaca un hecho relevante: 13 de las víctimas aspiraban a un cargo de elección popular, 10 de ellas a cargos locales y tres a responsabi­lidades federales.

De las otras 16 víctimas, todas se desempeñab­an o habían trabajado en el ámbito local, como un presidente municipal en funciones y tres exalcaldes, un magistrado electoral, dos regidores, un secretario de ayuntamien­to, un secretario de seguridad municipal, dos dirigentes partidista­s locales, dos encuestado­res de Morena, entre otros servidores públicos.

Destaca también el caso de un coordinado­r de encuestado­res de Morena, que desde octubre permanece en calidad de desapareci­do.

La violencia política electoral es un fenómeno complejo y de múltiples aristas, pero reconocerl­o no implica renunciar a una aspiración crucial y un derecho esencial de un Estado democrátic­o, que puede y debe plantearse el objetivo de elegir sin violencia, esto es, lograr procesos electorale­s libres, equitativo­s y pacíficos en su más amplio sentido.

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