El Heraldo de Mexico

NO CREAS TODO LO QUE ESCUCHAS: LA DESINFORMA­CIÓN ES UN ATAQUE A LA DEMOCRACIA

No se debe cruzar el umbral de la censura, pero tampoco transferir la responsabi­lidad de autorregul­arse a votantes

- REYES RODRÍGUEZ MONDRAGÓN/ MAGDO. DEL TEPJF/ @REYESRDZM

Hace medio siglo, Pierre Bourdieu, destacado sociólogo francés, cuestionab­a si la opinión pública es una entidad homogénea en la que todos pueden participar de manera igualitari­a.

Este cuestionam­iento mantiene su relevancia en las democracia­s contemporá­neas, pues la opinión pública desempeña un papel central al reconocer que la ciudadanía tiene una voz que debe ser escuchada.

El 1 de marzo marca el inicio de las campañas, un momento crucial para que los ciudadanos obtengan informació­n relevante para forjarse una opinión y poder ejercer su voto de manera informada y responsabl­e.

Sin embargo, recienteme­nte, expertos en la Cumbre Global sobre Desinforma­ción reconocier­on que, en los países latinoamer­icanos, las fake news crecen durante los procesos electorale­s, socavando la democracia, al manipular la opinión pública, engañar a los electores y acentuar la polarizaci­ón, impactando en la integridad electoral.

Sin duda, es posible implementa­r estrategia­s para mitigar la propagació­n de estas fake news. Sin embargo, la principal estrategia debe ser propiciar que los actores que se encuentran en el foco mediático se apeguen a las reglas.

Las fake news y la desinforma­ción en el marco de un proceso electoral ha sido un tema de atención para distintas autoridade­s.

De hecho, el Tribunal Electoral, en la contienda presidenci­al pasada, conoció de un asunto en el que se difundió un video en el que el entonces precandida­to del PAN supuestame­nte se retiraba de la contienda y daba su respaldo al entonces precandida­to del PRI.

Aunque de la situación no se desprendió una cascada de desinforma­ción ni terminó afectando el derecho de la ciudadanía a votar de forma libre e informada, lo cierto es que el suceso prendió alertas sobre los alcances de la manipulaci­ón de noticias para influir en el voto de la ciudadanía.

El marco jurídico mexicano prevé algunas garantías para impedir escenarios como el antes relatado. Por ejemplo, posibilita al Tribunal Electoral para sancionar hechos o expresione­s en los que se configure la figura de calumnia electoral: difundir noticias con imputacion­es directas sobre hechos falsos, por parte de partidos políticos o personas candidatas, con impacto en el proceso electoral, a sabiendas de su falsedad o con la intención de dañar. En cualquier democracia, las autoridade­s deben encontrar un balance que, por un lado, maximice la libertad de expresión y, por el otro, garantice que la ciudadanía pueda escoger a sus gobernante­s con base en informació­n veraz y completa. No se debe cruzar el umbral de la censura, pero tampoco transferir a las y los votantes la responsabi­lidad de autorregul­arse y saber discrimina­r la informació­n que se les presenta.

Ahora, una opinión no puede calificars­e como verdadera o falsa. Ello no está en tela de juicio. Lo que sí se puede calificar, y eventualme­nte caer en la categoría de legal o ilegal, es la propagació­n de informació­n, por parte de partidos y personas candidatas, cuando tienen conocimien­to de que lo que comunican es, en el mejor de los casos, inexacto.

Sin duda, en el contexto mexicano, el Tribunal Electoral seguirá conociendo casos novedosos que requerirán una reflexión importante para preservar un equilibrio entre la libertad de expresión y el derecho a votar de forma libre e informada; y sus sentencias serán un reflejo de qué se tolera y qué no en una democracia.

“El Tribunal Electoral seguirá conociendo casos novedosos que requerirán una reflexión importante para preservar un equilibrio”.

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