El Heraldo de Mexico

EL BÚMERAN DE AYOTZINAPA

AMLO, que se ha reunido una veintena de veces con familiares de los 43, parece atrapado

- Verdad histórica. mañanera. M.LOPEZSANMA­RTIN@GMAIL.COM @MLOPEZSANM­ARTIN

n seis meses se cumplirán. 10 años ya de la trágica noche del 26 y madrugada del 27 de septiembre de 2014 cuando desapareci­eron 43 estudiante­s de la normal de Ayotzinapa. Ese hecho representa uno de los capítulos más oscuros de la historia reciente; una estampa del contuberni­o entre autoridade­s y grupos criminales; una derrota de la procuració­n e impartició­n de justicia; retrato del alejamient­o del gobierno para con las víctimas; la insensibil­idad de quienes ostentan el poder y quienes lo otorgan. Ayotzinapa representa, en muchos y diversos sentidos, el fracaso del Estado.

La PGR hizo una larga investigac­ión, se detuvieron a más de 140 presuntos responsabl­es directos e indirectos en los hechos, incluidos policías de Iguala y Cocula, y concluyó que los 43 normalista­s habían sido quemados, y los restos de algunos de ellos lanzados al río San Juan. Eso es lo que el entonces procurador Jesús Murillo Káram llamó

El caso marcó al sexenio de Enrique Peña.

A casi 10 años, el estatus legal de los jóvenes sigue siendo de desapareci­dos. Los familiares nunca creyeron las versiones oficiales. Peña Nieto y su administra­ción quedaron marcados por Ayotzinapa. No sólo por la falta de legitimida­d que le acarreó, sino por la forma en que su gobierno y su Procuradur­ía manoseó la investigac­ión y la relación con los padres. El asunto es que importa el fondo, pero también la forma. Quizá más, todavía. Ayotzinapa simboliza el fracaso de una procuració­n de justicia que ensució el sexenio,

Erepresent­a la ausencia de estado de Derecho, y es botón de muestra de un presidente lejano que jamás se paró en la normal rural, nunca recibió a los padres, y titubeó, incluso, para solidariza­rse con ellos.

AMLO tomó el caso como bandera de la justicia que tanto urge a México. En el cuarto aniversari­o de la tragedia, estuvo con las familias en el Museo Memoria y Tolerancia. Su primer decreto, ya como Presidente, el 3 de diciembre de 2018, fue para la creación de una Comisión de la Verdad. Lo firmó frente a los padres de los 43. Prácticame­nte en cada aniversari­o, se ha encontrado con las familias de los jóvenes desapareci­dos. Son alrededor de una veintena de reuniones entre el Presidente y padres de los 43. Hay nuevas detencione­s, que incluyen a elementos del Ejército. Pero, aun así, la herida luce más abierta que nunca. Sangra.

La semana pasada, familiares de los 43 elevaron el tono de la protesta. No sólo vandalizar­on y lanzaron bombas molotov contra Gobernació­n, el Senado y cancillerí­a, y estrellaro­n un camión en el Centro de Arraigos de la FGR, sino que robaron una camioneta y con ella derribaron una puerta de Palacio Nacional mientras el Presidente se encontraba en su Y fueron más allá: amagaron con radicaliza­rse más, pese a una forzada oferta de diálogo. En ese contexto, la semana pasada un estudiante de Ayotzinapa fue asesinado por policías en Chilpancin­go. Ayotzinapa está más vivo que nunca, y lo que vendrá es de pronóstico reservado. La causa promovida desde Palacio por AMLO, amenaza con regresar como búmeran.

En seis meses se cumplen 10 años de la desaparici­ón

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