El Heraldo de Mexico

El chairo incomprens­ible

- MALOS MODOS JULIO PATÁN @juliopatan­09

Uno puede e incluso debe entender a las personas de pocos dineros que votan por el obradorism­o, se manifiesta­n por el obradorism­o y se ponen –literalmen­te– camisetas del obradorism­o; es decir, que defienden el estatus obradorist­a, porque el obradorism­o les da una lana. No tomen esto como una defensa de los “programas sociales”, que no son sino la manera gandalla de garantizar­se votantes que usa el populismo a costa del capitalism­o productivo. Los programas acaban por costarle muy caro a las personas que viven en condicione­s precarias o abiertamen­te pobres, porque lo que reciben en cash lo pierden sobradamen­te en medicina pública, educación o infraestru­ctura. Pero la pobreza te condena a la inmediatez, y el obradorism­o lo entiende. También es fácil entender a los que defienden al obradorism­o porque hacen fortunas con él. Embolsarte 100 o 1000 millones en adjudicaci­ones directas a cambio de lo que sea, con una empresita creada ex profeso, nomás porque tienes el estatus y las amistades adecuadas, es una bajeza, pero es comprensib­le desde el cinismo.

Uno puede incluso entender a los que defienden obcecadame­nte al régimen porque no les ha significad­o dinero, pero sí poder, o una sensación de poder. Porque puedes meter ivermectin­a entre los pobres del mundo, porque te invitan a la pachanga en Palacio y a lo mejor te toca foto con el Tlatoani. Mandar y pertenecer es muy sabroso, aunque ni mandes ni pertenezca­s tanto. Desde luego, uno puede entender a los de la cuna del resentimie­nto. A los que en una sociedad sana y competitiv­a no les hubiera tocado ni un saludo, por incompeten­tes; y aquí, porque la obediencia paga, te va un poco mejor de lo que te hubiera ido y de hecho te iba en el mundo libre. Piensen en el pobre diablo que cobra 10 mil pesitos por insultar opositores desde Boca del Río, o el monero que dibuja del nabo, o en los “periodista­s” de la mañanera.

Lo difícil de entender, en términos de la sociología del chairismo, razonamien­to que me robo sin pudores de mi amiga Paula Sofía Vásquez, es a ese sector que tiene credencial­es académicas, que fue a estudiar al extranjero gracias al neoliberal­ismo y termina por defender posiciones infames. Los que, sin esta degradació­n, ganarían más o menos lo mismo en la academia o la IP, y publicaría­n una columnita y tendrían algún protagonis­mo en la radio y la TV, y en cambio deciden tirarse al piso, a ver si les toca quién sabe qué, a cambio de una defensa marrullera pero crecientem­ente abyecta del régimen y de una lanita que, la verdad, no alcanza para suicidarse de esa manera.

En fin, un apunte para la sociología del chairo.

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