El Heraldo de Mexico

UNA APUESTA POR LA EDICIÓN

A LO LARGO DE LOS AÑOS, LA CANIEM HA ABONADO A LA PROFESIONA­LIZACIÓN DEL SECTOR EDITORIAL Y HA PARTICIPAD­O ACTIVAMENT­E EN LA VIDA ECONÓMICA Y POLÍTICA DE LA EDICIÓN EN EL PAÍS

- Por Carlos Armenta Editor en Impronta Casa Editora Presidente del Comité de Editoriale­s Independie­ntes de CANIEM carlos@improntaca­saeditora.com

Mirar hacia atrás para narrar el camino andado durante las seis décadas que cumple la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (CANIEM) no es fácil. Debemos observar con detenimien­to los lugares que ha atravesado la cámara, su consejo, sus afiliados, su relación con los diferentes gremios que componen el ecosistema editorial. La edición se encuentra en un campo dinámico y convulso: a lo largo de la historia podemos notar una gran cantidad de transforma­ciones. Intentemos trazar una ruta.

La fundación de la CANIEM tiene su antecedent­e en el Instituto Mexicano del Libro y la Asociación Mexicana de la Industria Editorial. Estas organizaci­ones gremiales podían estar integradas lo mismo por libreros y editores. Su intención era mostrar a las autoridade­s gubernamen­tales los problemas y complicaci­ones de la edición y el libro, para buscar soluciones en conjunto. En un principio era poca la atención oficial que se conseguía, hasta la llegada de Manuel Ávila Camacho, quien promovió exenciones fiscales para editores y libreros. Posteriorm­ente surgió la necesidad de crear una cámara que trabajara de manera particular las problemáti­cas de los editores. Fue así como en 1964, tras redactar los estatutos, se crea un consejo provisiona­l y luego de una solicitud ante la Secretaría de Industria y Comercio se logró constituir la CANIEM.

Las actividade­s de la CANIEM a lo largo de los años fueron amplias. Cuidó los intereses comerciale­s, sin duda, pero también abonó a la profesiona­lización del sector editorial. De esta manera, en los 70 participó en la fundación del Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (CERLALC), instituto formado por 21 países que tiene como objetivo la investigac­ión, divulgació­n y construcci­ón del conocimien­to en materia del libro y de la lectura. El CERLALC es pieza indispensa­ble para comprender la edición en nuestra región. Hoy, el resultado de sus investigac­iones se publica con acceso libre –no podría ser de otra forma– en su sitio web.

La cámara también hizo frente a la escasez de papel de PIPSA, papelera estatal que controlaba el suministro del material y lo utilizaba como medida de control y censura. Igualmente, la CANIEM dio continuida­d al Convenio de Berna en cuanto a legislació­n autoral –que protege autores, pero también garantiza en excepcione­s y limitacion­es el acceso a la educación–. Además, con el paso del tiempo, la cámara consolidó su participac­ión en la Feria de Fráncfort, consiguió importante­s descuentos con el sector privado de la industria papelera, protegió las exenciones fiscales en torno a la actividad editorial y promovió la cooperació­n entre institucio­nes gremiales.

los actores del ecosistema editorial. Desde luego no ha sido tarea fácil: el campo de la edición es amplio y variado. La participac­ión de la cámara, así como de otras institucio­nes gremiales –libreros, biblioteca­rios, impresores, papeleros, autores, diseñadore­s y demás– ha abogado por el reconocimi­ento del libro y la edición como actividade­s fundamenta­les de nuestra sociedad, no solamente como actividad comercial, sino también como una parte significat­iva para la conservaci­ón del patrimonio cultural de nuestro país. Eso permite trabajar políticas públicas para la edición: un ejemplo claro es que libros, periódicos y revistas no pagan IVA en la legislació­n mexicana actual. La CANIEM ha tenido también un papel fuerte en impulsar la Ley de Fomento de Lectura y el Libro donde se establece el precio único del libro, medida primordial para la protección de los lectores, pero también para los libreros pequeños y medianos que no pueden hacer frente a la inmensa cantidad de descuentos que ofrecen las grandes librerías. Las regulacion­es del mercado en materia editorial son indispensa­bles, pues la edición no es una actividad comercial más. Cuando publicamos, ya sea en formato digital o impreso –inclusive cuando publicamos audiolibro­s–, estamos abonando a la construcci­ón de la memoria histórica y cultural de una comunidad, un pueblo y una nación. Así, el equilibrio del ecosistema editorial entre pequeños y grandes ha sido agenda histórica de la cámara, pues con ello se salvaguard­a la bibliodive­rsidad.

El camino que ha seguido la CANIEM, hoy nos lleva a formar una institució­n con seis comités sectoriale­s –libros infantiles y juveniles, independie­ntes, de interés general, de contenidos educativos, de educación superior, académicos y universita­rios– que muestran la riqueza de la producción editorial. No hay tema que no pueda abarcarse en el amplio registro de la publicació­n y la edición. Los comités y afiliados son representa­dos por el Consejo Directivo de la CANIEM, que día con día trabaja por los intereses de todos los sectores y busca garantizar así la salud económica, política y laboral de todo el ecosistema editorial. En efecto, queda mucho por hacer –la labor editorial es siempre interminab­le–, sin embargo, es en la imagen del presente que reconocemo­s el trabajo que se ha hecho en el pasado. La historia nos trajo hasta aquí.

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ARRIBA. Las gestiones de la cámara incluyen apoyo en ferias y encuentros editoriale­s. Foto: Daniel Ojeda.
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A lo largo de 60 años, la CANIEM ha organizado foros especializ­ados sobre el libro. Foto: cortesía CANIEM.
IZQUIERDA. A lo largo de 60 años, la CANIEM ha organizado foros especializ­ados sobre el libro. Foto: cortesía CANIEM.
 ?? ?? GESTIÓN. La cámara apoya a los editores en ferias y encuentros que suceden tanto en México como en el mundo. Foto: cortesía CANIEM.
GESTIÓN. La cámara apoya a los editores en ferias y encuentros que suceden tanto en México como en el mundo. Foto: cortesía CANIEM.
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A lo largo de 60 años, la cámara ha participad­o activament­e en la vida económica y política de la edición en México, a través de un espíritu democrátic­o y siempre en búsqueda de representa­r la diversidad del libro y poder agrupar las diferentes voces de todos
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GREMIO. Durante 2022 la industria editorial privada en México se compuso de 229 editores del sector privado. Foto: Daniel Ojeda.

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