MÁS FLORES
CAMINÉ POR BUENOS AIRES Y ENTENDÍ LAS CANCIONES, LAS PELÍCULAS, LOS PAÑUELOS DE LAS MADRES, LO AFRANCESADO Y LOS ÁRBOLES ¿SOY OBJETIVA Y JUSTA CUANDO CRITICO? SÍ, PERO DESBORDADA DE PASIÓN ESO TAMBIÉN
GASTRONOMÍA DE ZERU SAN ÁNGEL
Cocina honesta. Reconfortante. Con producto de calidad. Servicio puntual. Técnica cuidada.
OOOOOción culinaria inscribiéndose en el Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica (Conalep) para luego obtener su licenciatura en el Tecnológico de Estudios Superiores del Oriente del Estado de México (TESOEM), consolidando así su camino hacia la excelencia gastronómica.
José Luis, reconocido por su perseverancia y actitud positiva, ha sabido labrarse un camino en el exigente mundo de la cocina.
Por ello, tras finalizar su carrera técnica en el Conalep y obtener su cédula profesional, se embarcó en la búsqueda de oportunidades para realizar sus prácticas profesionales y servicio social. Fue entonces cuando la coordinadora de prácticas de su escuela le sugirió un restaurante un tanto distante, pero que estaba en busca de practicantes: Alaia.
“Comencé mis prácticas al concluir mi carrera técnica, pero eran justo al iniciar el primer semestre de la universidad. Así que, los fines de semana, dedicaba mis horas al restaurante para cumplir con mis prácticas, trabajando 10 horas tanto los sábados como los domingos”, relató José Luis sobre sus inicios en el mundo culinario.
Y fue entonces, que Israel Arétxiga, quien era el chef de este sitio, le propuso a José Luis quedarse a trabajar en el restaurante, gracias a su desempeño gastronómico.
“En aquella época tenía entre 18 o 19 años, aproximadamente. Actualmente, tengo 30 años, 12 años de mi vida dedicados al mundo de la cocina profesional”, comentó el chef mexicano.
Las responsabilidades de un chef en el entorno de un restaurante son agotadoras, pero para José Luis, la pasión y el deseo de brindar experiencias excepcionales a los comensales son su fuerza del día a día.
“Las jornadas diarias implican enfrentarse a una serie de desafíos gastronómicos, desde asegurarse de la calidad de los ingredientes hasta garantizar la disponibilidad de todos los alimentos necesarios, revisar las listas de precios y proveedores, y supervisar que todas las operaciones se desarrollen sin contratiempos, entre otras muchas actividades más, pero si uno lo hace con pasión el trabajo se vuelve todo un reto que alimenta el corazón”, puntalizó el chef.
Una alegoría es cuando una figura representa una idea: una mujer vendada de los ojos sosteniendo una balanza en una mano y en la otra una espada, la imparcialidad, el equilibrio, la justicia, digamos, lo que no sobra en el mundo y de lo que necesitamos muchísimo más. Así, el frontis de la catedral de Buenos Aires que me explicaron mientras caminaba una ciudad que conozco bien a lo que sabe y no conozco nada de lo que es.
Ecuánime, equitativo, desapasionado son sinónimos de imparcial. ¿Soy objetiva y justa cuando critico? sí, pero desbordada de pasión eso también, cosa que no sé si es buena, y no dudo que me nuble al decir que esos pimientos Calahorra y ese boniato al rescoldo me emocionan mucho. Y bueno, verles con mi papá en Don Julio me puso la piel chinita aún más que ese Súper Uco blanco 2019.
Caminé por Buenos Aires y entendí las canciones, las películas, los pañuelos de las madres, lo afrancesado y los árboles. Supe que era una magnolia inmensa el árbol de ese patio central de Recoleta que un día me hizo muy feliz, y un gomero el del parque en la calle de Cavia que también me hizo muy feliz. Caminé por calles elegantísimas y vi los cuchillos, dos ponchos y mis botas para mi rancho-granja-campo-guarida-refugio donde quiera que acabe siendo y apunté en mis pendientes que debe tener cobijas de alpaca, la cocina más iluminada que la de mi casa en la barranca, pero con la misma distribución y que tengo que volver a buscar la vajilla de Compañía de Indias que lleva años en venta en la Plaza del Ángel.
Caminé por San Telmo cantando a Sabina y su no consigo olvidarte. Me compré un jumper de seda de esos que me hacen sentir cómoda como lo hacen los seres humanos que saben quién soy, de dónde vengo, qué es viva la vida y la importancia de agradar.
Estudié la geografía de aquella ciudad del cono sur de mujeres guapas, gente intensa y choripanes y por qué los puertos, el urbanismo y las salidas al agua. Vi flor de ceibo, la flor nacional de Argentina, vi flor de palo de borracho y vi lilis en el puesto de flores de la calle Manuel Quintana, ahí frente a la casa que me gusta.
Me he reído mucho estos días y vaya lo que nutre. Me reí viéndolas crecer, me reí con una máquina de escribir, me reí hablando de mascadas y camisas de colores, texturas y diseños alegóricos, me reí con las gallinas, me reí camino al campo, me reí de mi misma medio nostálgica, me reí de futuros a mediano plazo. Me rio, es más. ¡Viva la vida!, el mantra con el que crecí, por favor y gracias las palabras mágicas, a todos los argentinos que nos han hecho felices en días de sol y de abril, agradecida infinito. Seguimos caminando.