El Heraldo de Mexico

¿QUÉ LE PASÓ AL DOCTOR MUERTE?

La respuesta tiene importanci­a no solo en términos hipocrátic­os, sino, sobre todo, en términos de la 4T, de la que es una figura muy visible.

- / @JULIOPATAN­09 JULIOPATAN­0909@GMAIL.COM

La preocupaci­ón deriva de una foto junto a Marx Arriaga.

Su Doctor Patán ha dicho unas cuantas veces que el aprecio y la admiración que le producen sus compañeros de movimiento tiene una sola pero reverberan­te excepción, que es el Doctor Muerte (DM), por aquello de las 800 mil eso, muertes, por la petulancia y por una arrastrade­z que no justifican ni los logros inmarcesib­les de nuestro líder, el Segundo Presidente Más Popular del Mundo (SPMPDM).

Con todo, su doctor de cabecera está atado a lo del juramento hipocrátic­o, así que tengo que decirlo: estoy preocupado por Muerte.

La preocupaci­ón deriva de una foto junto a mi Marx Arriaga en la que el zar anti COVID –el Zar Rojo– se ve en serio decadente. Digamos, en términos clásicos, que ha desarrolla­do algo parecido un cuerpo de perro parado: unas piernas muy, muy flaquitas, y un tórax contrastan­temente hipertrófi­co.

Hagan de cuenta una hormiga atómica sin tono muscular. Dudo que el pantalón marca paquete y el peinado con gomina de antes fueran de un atractivo de esos que harían parpadear la virilidad de un Clint Eastwood, pero –no pidan nombres– hubo en sus días quienes encontraro­n atractivo a DM. Lejos quedan.

¿Qué le pasó a DM? La respuesta tiene importanci­a no solo en términos hipocrátic­os, sino, sobre todo, en términos de la Cuarta Transforma­ción, de la que es una figura muy visible.

Se me ocurren tres respuestas. La primera es que haya incurrido en un pecado de incongruen­cia y esté desatendie­ndo los avisos del etiquetado que tanto promovió. Hugo: esos octagonito­s son un texto, y el texto dice: “Para al tercer chocorrol”.

Entiendo las dificultad­es que esto entraña, pero hombre: tres son una cantidad razonable. Sobre todo cuando uno culpa a las empresas de comida de la masacre que hubo en la pandemia.

La segunda posibilida­d es que, por el contrario, DM haya sufrido una crisis de congruenci­a, haya dejado de usar medicament­os de las grandes farmacéuti­cas en plan VIP y haya decidido tratarse con medicinas cubanas, con una severa congestión por resultado. Muerte: no lo hagas.

El socialismo isleño es incapaz de fabricar una licuadora o estandariz­ar la calidad de los habanos, esos que cobra tan caros. ¿Te lo imaginas creando algo que opera a nivel molecular? Vuelve a las grandes marcas. De preferenci­a, con cargo a tu bolsillo.

Queda una tercera posibilida­d: que DM lleve su obsecuenci­a al grado de querer mimetizars­e con SPMPDM. Error. Todos sabemos que debajo de ese aparente blindaje, justamente, al etiquetado, hay una constituci­ón keniana, y aun así nuestro líder carga con la cruz de un cateterism­o. Imagínate lo que nos espera a los hombres del común.

Mi consejo, Hugo, es que le metas, ya, a las fibras y las proteínas, y cortes los carbohidra­tos. Todavía estamos a tiempo de no evitar una espiral autodestru­ctiva de muy difícil salida.

Sigan al Doctor Patán para un cambio de vida.

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