GRAN OPORTUNIDAD PARA EL ELECTORADO MEXICANO
El objetivo del debate de este domingo está claro: Es “una probadita” de cómo se va a gobernar y quién lo va a hacer
Cada seis años se da una oportunidad única para el proceso democrático de nuestro país: el debate presidencial.
Es la oportunidad de ver y escuchar las propuestas de las y los candidatos presidenciales de cara a la nación.
Estos eventos televisivos que son vistos por millones de personas a lo largo y ancho de México deberían de ser una conversación pública sobre el futuro de la nación en materia de gobierno y de quien tiene el liderazgo para encabezarlo. El objetivo es claro “una probadita” de cómo se va a gobernar nuestro país y sobre todo quien lo va a gobernar.
Es una oportunidad para las y los candidatos de mostrarse ante la ciudadanía.
En algunos casos de darse a conocer como será el caso de Máynez en este debate.
En otros, de que el electorado conozca sus propuestas de gobierno y pueda ver, aún así sea por unos minutos, el estilo de liderazgo de quien aspira al máximo cargo de responsabilidad pública de México.
Si bien insisto que es una oportunidad para ellos, creo que es sobre todo una oportunidad para nosotros, para los ciudadanos que hemos decidido acudir a las urnas para con nuestro voto elegir a nuestros próximos gobernantes.
Si estos debates públicos son la plataforma para ver el potencial del liderazgo de las y los candidatos, ver sus capacidades, su propuesta de gobierno y su visión de país, deberían ser ampliamente difundidos por las autoridades electorales para que todas y todos desde nuestros hogares nos acerquemos a las decisiones políticas de México.
Los líderes influyen y mucho con sus decisiones, con su ejemplo, con sus acciones y/o omisiones en la vida de millones de nosotros, por eso es nuestro derecho pero también nuestro deber conocerlos.
La palabra dada en público debería convertirse en casi ley para quien aspira a la Presidencia, si al final la ciudadanía le otorga su voto. Por eso son importantes los debates porque hace a los candidatos responsables de sus palabras.
Defendiendo posiciones, rebatiendo ideas, mostrando con hechos su vida pública como funcionario o como líder social o político, dando evidencias y razones del porque aspira a la presidencia, debería ser un momento estelar no sólo del proceso electoral sino de la vida de los políticos que llegan a ese momento. No hay duda que los debates son un mecanismo de transparencia y de exposición pública para que el electorado esté mejor informado.
Desafortunadamente también son los momentos que muchos usan para mentir, para confundir, para engañar a la opinión pública.
Por eso el formato importa. Los formatos rígidos y las reglas muy estrictas pueden hacer que el debate se torne aburrido. No debe evitarse el intercambio de ideas entre los contendientes para que este foro sirva de verdad para contrastar propuestas, por eso los formatos flexibles son los mejores.
Por esta misma razón también los moderadores importan, no solo deben maestros de ceremonias o presentadores para ceder el uso de la palabra, los moderadores deber de ser capaces de generar debate y de exprimir las ideas y la personalidad de los contendientes con el fin de que la ciudadanía los conozca mejor.
Al no ser una tradición en nuestro país, no ha habido muchos debates presidenciales memorables, ojalá el del siguiente domingo sí lo sea. Aun así, por lo menos hay un par de ellos que en mi opinión dejaron buen sabor o influyeron de manera decisiva en la opinión ciudadana.
“La palabra dada en público debería convertirse en casi ley para quien aspira a la Presidencia, si al final la ciudadanía le otorga su voto”.
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