LA INVASIÓN DE ECUADOR
Uno puede o no simpatizar con la política exterior del gobierno de AMLO, pero es inadmisible la irrupción ilegal en la embajada de México en Quito
no puede o no simpatizar con la política exterior del gobierno del presidente López Obrador; se puede o no coincidir con los dichos y decisiones que tensaron la relación con Ecuador, como dar refugio al exvicepresidente Jorge Glas, condenado a prisión por las autoridades ecuatorianas. Pero es inaceptable la irrupción ilegal de la policía ecuatoriana en la embajada de México.
Ese espacio es territorio mexicano y fue violado. La incursión, además, violó el derecho internacional. Tanto, que no hay un solo país del mundo que haya respaldado la invasión a nuestra embajada en Quito.
“Se trata de una violación flagrante al derecho internacional y la soberanía de México”, acusó Andrés Manuel López Obrador en un momento, previo al justificado rompimiento de las relaciones diplomáticas.
Apenas unos minutos más tarde, al filo de las 11 de la noche del pasado viernes, la canciller mexicana Alicia Bárcena anunció el rompimiento.
Las imágenes eran contundentes. Policías y elementos armados ingresaron con armas largas y vehículos a territorio nacional.
Toda la clase política se expresó en el mismo sentido: la condena fue unánime.
La violación a la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas estaba a la vista de todos.
El gobierno ecuatoriano buscó
UEs inaceptable. Las misiones diplomáticas son inviolables
defender lo indefendible.
“Toda embajada tiene una sola finalidad: servir como un espacio diplomático con el objetivo de estrechar las relaciones entre países. Ningún delincuente puede ser considerado un perseguido político. Jorge Glas ha sido condenado con sentencia ejecutoria y contaba con disposición de captura emitida por las autoridades competentes”, señaló el gobierno ecuatoriano.
El Presidente, la semana pasada, y se lanzó contra el gobierno ecuatoriano poniendo en entredicho la legitimidad del pasado proceso electoral, en el que fue asesinado un candidato presidencial, y del que emanó el gobierno de Daniel Noboa.
Parece no haber punto de retorno.
Nuestro país se encuentra inmerso en un conflicto internacional.
Habrá tiempo para revisar si fue o no acertada la decisión de dar refugio a un criminal –a decir de la justicia ecuatoriana– (considero que no), pero lo innegable es que nuestro país sufrió una incursión ilegal en la embajada en Quito y eso debe condenarse sin matices.
Es inaceptable.
Las misiones diplomáticas son inviolables. Es injustificable la violación del gobierno ecuatoriano contrala integridad territorial mexicana.