El Heraldo de Mexico

Levantar la voz y ponerse de pie como forma de resistenci­a

- ARTICULIST­A INVITADO ZULEMA MOSRI GUTIÉRREZ* @z_mosri *Magistrada del Tribunal Federal de Justicia Administra­tiva

El 1 de diciembre de 1955, Rosa Parks fue arrestada por rehusarse a ceder su asiento —en un autobús— a un hombre caucásico en Montgomery, Alabama, en contravenc­ión de un ordenamien­to municipal. Parks se negó a levantarse porque estaba cansada, no sólo por su extenuante jornada laboral como costurera en un gran almacén, sino por ser considerad­a una ciudadana de segunda. Su enjuiciami­ento y condena hizo más evidente la desigualda­d en que vivían las personas afroameric­anas y generó una serie de protestas que impulsaron que en noviembre de 1956, el Tribunal Supremo de Estados Unidos declarara inconstitu­cional la segregació­n racial en los autobuses.

Durante siglos la resistenci­a civil pacífica ha impulsado grandes cambios sociales y legales en favor del reconocimi­ento de los derechos de las personas, en ocasiones, como la caminata de la sal de Mahatma Gandhi, en 1930, ha impulsado la independen­cia de una nación; o la paz, como sucedió con la protesta silenciosa y la “huelga de sexo” planteadas por Laymah Gbowe y las mujeres liberianas en 2003 para poner fin a la segunda guerra civil de ese país. La violencia simbólica ha sido una de las maneras más eficaces de perpetuar la desigualda­d. Este tipo de violencia no emplea fuerza física, sino que se sirve de tradicione­s, costumbres, narrativas, creencias, discursos y prácticas cotidianas para imponer o justificar la dominación de unas personas por otras. Las mujeres también enfrentamo­s violencia simbólica.

Algunas de esas prácticas se presentan con tanta frecuencia que se han designado “machismos cotidianos” o “micromachi­smos”, por tratarse de gestos, actitudes, comentario­s y prejuicios que buscan justificar la subordinac­ión de las mujeres en los ámbitos sociales, laborales, jurídicos y familiares. Las mujeres enfrentamo­s estas y otras violencias de género todos los días, y se espera que no protestemo­s, para ello se nos ha socializad­o desde hace siglos para no incomodar, para callar, para “vernos bonitas…”, pero todo tiene un límite y es legítimo que estemos cansadas y como Rosa Parks resistamos y nos neguemos a ceder el asiento, a quedarnos calladas, a no incomodar y, en cambio, levantemos la voz y si es preciso, nos pongamos de pie para evidenciar la violencia que pretenden ejercer en nuestra contra.

Por ello, las invito compañeras a levantar su voz y, si es preciso, ponerse de pie cuando sean víctimas de violencia de género, porque sólo así será posible materializ­ar la destacada consigna: “Nunca más tendrán la comodidad de nuestro silencio”.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico