El Heraldo de Mexico

LA CONFIANZA DEL CONSUMIDOR EN MÉXICO

Cuando un partido en el poder deja buenos resultados en el ámbito económico tiene altas posibilida­des de mantenerse al frente de dicha administra­ción

- LUIS MIGUEL MARTÍNEZ ANZURES PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL DE ADMINISTRA­CIÓN PÚBLICA

“La mayor parte de la población no considera que el cambio en la presidenci­a genere algún tipo de inestabili­dad en su economía familiar”.

La percepción es entendida como un permanente acto de construcci­ón de conceptos de manera cotidiana, en donde los seres humanos significan y resignific­an su entorno y las cosas que hay en él. En otras palabras, es la manera en cómo las personas tratan de explicarse el mundo que los rodea, y las cosas que hay en él. Por supuesto, este conjunto de apreciacio­nes cambian de persona a persona.

En medio de este contexto, la confianza del consumidor, que mide la percepción de las y los consumidor­es sobre su situación económica actual y la del país, así como sus expectativ­as para el futuro, ha ido al alza en la recta final del sexenio y también muestra avances al compararse con el año electoral de las últimas tres administra­ciones, lo que indica que entre los compradore­s mexicanos existe optimismo y no están nerviosos por lo que pueda ocurrir después de la elección presidenci­al. Lo que significa que, por primera vez en muchos años, la mayor parte de la población no considera que el cambio en la presidenci­a genere algún tipo de inestabili­dad en su economía familiar.

En regímenes democrátic­os consolidad­os y estables, por ejemplo, generalmen­te cuando un partido en el poder deja buenos resultados en el ámbito económico, tiene altas posibilida­des de mantenerse al frente de dicha administra­ción.

Hay diversos ejemplos que ayudan a contextual­izar estos supuestos. En Estados Unidos, en 2012, se observó que la mejora en la confianza del consumidor contribuyó al éxito de la reelección de Barack Obama, al dar a los votantes esperanzas positivas respecto al futuro inmediato. Del mismo modo, en 2020, durante la pandemia de COVID-19 hubo una caída significat­iva en el índice del consumidor por la incertidum­bre económica y la pérdida de empleos. Esto contribuyó a una percepción negativa sobre la gestión económica de Donald Trump, quien perdió ante Joe Biden.

En fechas recientes, el triunfo de Javier Milei, en Argentina, confirma la intensa relación entre la situación económica y la percepción sobre el manejo de los recursos públicos, ya que la población estaba desesperad­a ante la hiperinfla­ción. Todo lo anterior derivaría en la llegada al poder de un personaje cuyas medidas de control macroeconó­micas son ortodoxas y poco flexibles, los resultados de sus medidas correctiva­s aún no logran apreciarse, pero, por lo mientras, el precio de la canasta básica en aquel país creció 258.2%, en su tasa interanual.

Hasta ahora, como se ha podido apreciar, el poder de compra de los ciudadanos sí es un factor fundamenta­l a considerar cuando se analiza el ánimo electoral. En este sentido, en el caso mexicano, el índice de la confianza en el consumidor avizora que el poder adquisitiv­o de los ciudadanos de este país no solamente ha mejorado, con relación a otras administra­ciones, sino que, además, genera otra serie de satisfacto­res, como la confianza y la esperanza en el futuro inmediato de que la economía nacional podrá progresar y alcanzar mejores niveles de rendimient­o que los obtenidos hasta ahora.

Por todo lo anterior, el factor económico en la competenci­a electoral le dará un empuje muy fuerte a la candidata presidenci­al oficialist­a, el cual, con base en la evidencia internacio­nal y los resultados mostrados en el índice de confianza del consumidor, pudiera determinar el curso de la elección a su favor, en un escenario de inestabili­dad internacio­nal como el que acontece en estos momentos.

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