El Heraldo de Mexico

LULA, BRASIL Y MÉXICO

Brasilia lanzó numerosas iniciativa­s en el contexto latinoamer­icano e internacio­nal, y elevó su perfil al actuar como mediador en conflictos próximos

- JOSÉ CARREÑO FIGUERAS JOSE.CARRENO@ELHERALDOD­EMEXICO.COM / @CARRENOJOS­E1

Cuando eventualme­nte el presidente Luiz Inácio Lula da Silva visite México, al final del sexenio de Andrés Manuel López Obrador y el inicio del de su segurament­e sucesora, el mandatario saliente y la entrante harán bien en recordar que Lula es un símbolo para la izquierda latinoamer­icana, pero ante todo es brasileño.

Tradiciona­lmente se ha considerad­o a Brasil como una de las diplomacia­s más sólidas del continente, bajo la concepción de una política exterior "de Estado", con tal continuida­d que dio pie a la leyenda negra del Palacio de Itamaraty y su fidelidad a la Doctrina del Barón de Río Branco, del único país latinoamer­icano con designios imperiales.

La verdad es que por puro tamaño geográfico, de población y peso económico, Brasil domina la masa sudamerica­na. Tiene frontera directa con 10 de las 12 naciones con las que comparte el cono sur y, para bien o para mal, conciencia de su posición geopolític­a.

Y la verdad es que tiene visión global y ambiciones, y que desde la Presidenci­a de Henrique Cardoso (1995-2002) y luego la primera Presidenci­a de Lula da Silva (2003-2010), la diplomacia brasileña desplegó una creciente conciencia de la importanci­a y la necesidad de su actividad internacio­nal y hasta actuó con un tanto de celo para salvaguard­ar su papel dominante en la política subregiona­l.

En ese periodo, explicó Claudia

Zilla, en un análisis para el German Institute for Internatio­nal

and Security Affairs, Brasil lanzó numerosas iniciativa­s en el contexto latinoamer­icano e internacio­nal, elevó su perfil al actuar como mediador en conflictos próximos y distantes, desempeñó un papel activo en organizaci­ones globales y clubes de gobernanza, y participó en debates sobre ese tema.

"No es descabella­do describir este periodo como el ascenso de la política exterior de Brasil. Este desarrollo se ha expresado en términos tales como poder regional, potencia líder, potencia emergente y actor regional y global", precisó.

Brasil impulsa la idea de una reforma de la ONU en la que él mismo, como representa­te latinoamer­icano y al frente de un bloque, sería parte permanente del Consejo de Seguridad.

Fue durante ese tiempo que Brasil se adhirió al BRICs (el grupo formado con Rusia, India, China y Sudáfrica) y el momento en que Celso Amorim, "gurú" de la política exterior brasileña, canciller y actual asesor del presidente Lula, afirmaba que México ya no era latinoamer­icano por sus vínculos con Estados Unidos a través del libre comercio.

Fue el momento en que surgieron también la Comunidad de Estados Latinoamer­icanos y Caribeños (CELAC) y la UNASUR (Unión de Naciones de América del Sur), la Alianza Bolivarian­a para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) y midieron fuerzas con el empuje del líder venezolano Hugo Chávez, según relato de Guilherme Casaroes en sus reportes de la Fundación Getulio Vargas.

Tienen derecho; hacen su trabajo. Pero México no es corista, de nadie.

Hacen su trabajo, pero México no es corista de nadie

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