¿Quién gana con el conflicto?
En todo conflicto hay quien se aprovecha. “A río revuelto, ganancia de pescadores”, dice el dicho y aplica en lo sucedido hace más de una semana en la relación diplomática entre México y Ecuador. En la geografía del continente, Ecuador es un territorio muy atractivo por su ubicación entre Colombia y Perú, los dos principales productores de cocaína. Desde tierras ecuatorianas se hace el envío de cargamentos de drogas vía aeronaves y lanchas rápidas que tienen como destino diversos puntos de Centro y Norteamérica. La posición estratégica no pasó desapercibida para los grandes cárteles de la droga mexicanos. El de Jalisco Nueva Generación y el de Sinaloa, extendieron a esa parte de América del Sur sus operaciones. Para tener el control de plazas y de la distribución de drogas, los cárteles mexicanos contrataron a bandas locales. Los sinaloenses se agenciaron a Los Choneros; a su vez, los de Jalisco tienen como brazos armados a Los Lobos, Los Lagartos y Los Tiguerones.
Estas bandas fueron declaradas organizaciones terroristas por el gobierno del presidente Daniel Noboa, quien también decretó el estado de excepción tras la fuga de la cárcel de Adolfo Macías, alias Fito, líder de los Choneros, pero tuvo que aumentar su apuesta tras el asalto a un canal de televisión y la ola de violencia en todo el país.
El gobierno de EU está alertando sobre las consecuencias negativas que las tensiones diplomáticas a raíz del reprochable asalto a la embajada de México en Ecuador podrían tener en la lucha contra el crimen organizado. “Solo los narcotraficantes y los criminales ganan cuando Ecuador y México se pelean”, dijo Mark Wells, subsecretario adjunto para América Latina y el Caribe del Departamento de Estado. Por eso, la exhortación a que se supere la disputa actual. Desde la noche del 5 de abril, las redes sociales en México y Ecuador comenzaron a llenarse de mensajes nacionalistas. Aquí, algunos demandaban el incondicional apoyo al presidente Andrés Manuel López Obrador; los más osados, a declarar la guerra al país sudamericano. Las cosas no son tan distintas allá. Recabo estos párrafos del periódico El Comercio, de Quito: “Ahora que la Organización de los Estados Americanos condenó al Ecuador por el ingreso a la embajada mexicana en Quito el 5 de abril para detener al exvicepresidente Jorge Glas, quien tiene dos sentencias por corrupción, y ese país le había concedido asilo horas antes, es un nuevo momento de buscar la unidad más allá de intereses políticos o individuales”.
Narcotráfico y nacionalismo van ganando con el conflicto. Ambos no dejan nada bueno.