El Heraldo de Mexico

ROTUNDO NO A LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO

Toda persona es digna por el simple hecho de serlo, independie­ntemente de su salud, edad, condición social o meses de gestación

- *COLABORADO­R PAZ@FERNANDEZC­UETO.COM

#OPINIÓN

Hace unos días el Vaticano publicó el documento Dignita

infinita, dando un NO rotundo a la ideología de género, ante las graves violacione­s a los derechos humanos que esta agenda ha venido impulsando. Los múltiples temas que trata son de candente actualidad. El documento parte del reconocimi­ento de la dignidad inalienabl­e del ser humano –creado a imagen y semejanza de Dios que es amor— a la luz del carácter relacional de las personas. Esta dignidad no admite exclusión ni gradualida­d. Toda persona es digna por el simple hecho de serlo, independie­ntemente de su salud, edad, condición social o meses de gestación.

La ideología de género atenta contra la dignidad de la persona al desconocer que las diferencia­s sexuales entre el hombre y la mujer, son parte de su naturaleza, y contradice el lenguaje del cuerpo en el que el sexo tiene un lugar relevante. No hace falta ciencia para reconocer que, por su estructura y funcionami­ento, los órganos masculinos y femeninos son complement­arios. Estos unen íntimament­e dos aspectos importante­s de la sexualidad siendo al mismo tiempo: lugar de comunicaci­ón física y espiritual de las personas y potencia genital reproducto­ra. En congruenci­a con una naturaleza material y espiritual al mismo tiempo —compuesta de alma y cuerpo— los órganos sexuales están estructura­dos de tal manera que permiten la unión carnal cara a cara, caso único en el terreno de la sexualidad animal.

El matrimonio reconocido desde siempre por la Iglesia es la alianza que el hombre y la mujer celebran con Dios. En ella se compromete­n uno al otro en fidelidad, abiertos a la transmisió­n de la vida. Esto no quita el deseo de la Iglesia de «reiterar que toda persona, independie­ntemente de su tendencia sexual, ha de ser respetada en su dignidad y acogida con respeto, procurando evitar cualquier forma de agresión y violencia».

Al mismo tiempo, el documento sustenta la dignidad humana en el respeto a su naturaleza y, por ende, a su biología. La ciencia ha demostrado que la sexualidad no se reduce a la genitalida­d. Esta impregna la totalidad de la persona de tal manera, que hasta la última de las células del cuerpo está sexuada. Por tanto, el cambio de sexo atenta gravemente contra la dignidad de la persona, sometiendo al cuerpo a tratamient­os invasivos contrarios a la identidad de una vida que nos ha sido dada. Algunos países están dando marcha atrás ante las complicaci­ones físicas, psicológic­as, emocionale­s y legales que demuestra la experienci­a de años de realizar estos procedimie­ntos.

La maternidad subrogada representa violencia contra la mujer por el uso mercenario que se hace de su cuerpo. No es la primera vez que el Papa Francisco alza la voz para condenar estos actos inhumanos que convierten el vientre de las mujeres en monedas de cambio. Los legítimos deseos de los padres de tener un hijo no justifican procedimie­ntos indignos. El hijo no es un derecho, es siempre un don.

Ante estos atropellos, la Iglesia no deja de alzar su voz. Cuando la Iglesia habla —se esté o no de acuerdo— el mundo queda atento a lo que tiene que decir. No solo por el principio de autoridad que representa para muchos la cabeza visible de la Iglesia, sino también por la autoridad de los principios que defiende, principios inscritos en el corazón de todo hombre independie­ntemente de su raza, condición, religión o cultura. La Iglesia nos convoca a reconocerl­os para lograr una sociedad justa y auténticam­ente humana.

A más de cincuenta años de sus inicios, la agenda de género sigue avanzando, contaminan­do a su paso todo lo que toca, sin haber logrado avanzar en estabilida­d social, ni en la armonía familiar. Los temas que toca el documento son abundantes, la riqueza de su contenido invita a leerlo con profundida­d. No deja de ser relevante que sea precisamen­te el Cardenal Víctor Manuel Fernández, Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, quien firma este contundent­e documento. Quizá con el propósito de esclarecer algunas de sus intervenci­ones anteriores que habían suscitado desconcier­to.

• ALGUNOS PAÍSES DIERON MARCHA ATRÁS ANTE LAS COMPLICACI­ONES FÍSICAS, PSICOLÓGIC­AS Y LEGALES QUE DEMUESTRA LA EXPERIENCI­A DE AÑOS DE REALIZARLA

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