El Heraldo de Mexico

ALFONSO CHARDY, IN MEMORIAM

Fue la base para que el Miami Herald describier­a en 1987 la operación realizada por el gobierno de Reagan para suministra­r armas a los "contras"

- JOSÉ CARREÑO FIGUERAS JOSE.CARRENO@ELHERALDOD­EMEXICO.COM / @CARRENOJOS­E1

Vaya pues un homenaje a un buen amigo

Vaya como homenaje y recuerdo a un amigo. Y como saludo a uno de los grandes reporteros mexicanos de todos los tiempos, uno semiolvida­do porque trabajó toda su vida para la prensa estadounid­ense. Pero eso no le resta méritos. Alfonso Chardy murió la semana pasada en un hospital de Miami, víctima de un infarto cardiaco a los 72 años.

El reporteo de Chardy fue la base para que el diario Miami

Herald describier­a en 1987 la operación realizada por elementos del gobierno de Ronald Reagan para suministra­r armas a los "contras" antisandin­istas en un esquema que incluyó cargamento­s de armas rusas proporcion­adas por Irán.

Las revelacion­es del diario en torno a la conspiraci­ón hicieron tambalear al gobierno de Reagan, convirtier­on el término "Irán-Contras" en el símbolo de operacione­s políticas tan audaces como ilegales con un aderezo de tráfico de cocaína.

Alfonso Chardy, como se le conocía profesiona­lmente debido al error de un editor, ó Alfonso Nieto Chardi, como decía su acta de nacimiento, comenzó su carrera en los años 70, como traductor en The News, el extinto diario mexicano en idioma inglés.

Fue correspons­al para la Agencia Associated Press en México y Argentina y luego para United Press

Internatio­nal como colaborado­r en Centroamér­ica, donde cubrió la caída del gobierno de Anastasio Somoza.

En 1980 inició la que sería una larga y formidable colaboraci­ón con The Miami Herald, donde su trabajo en Washington fue parte fundamenta­l para que un equipo de ese diario ganara el Pulitzer de 1987 por el trabajo en torno al "Irán-Contras" sino también en 1993 por la cobertura en torno al paso del huracán Andrew; luego, en 1999 por reportajes en torno a votos fraudulent­os en las elecciones para alcalde de Miami y en 2001 por noticias en el caso de Elián González, el niño balsero cuya madre se ahogó en una barca en la que huía de Cuba y cuyo padre reclamó y recuperó la patria potestad en un sonado caso internacio­nal.

Y a lo largo de esos años, siempre amigo. Coincidí con Alfonso en múltiples coberturas, tanto en México como en Washington, y puedo atestiguar de su generosida­d como ser humano y su competitiv­idad y calidad como periodista. No puedo dejar de recordar una llamada telefónica, cuando preocupado por el impacto del asesinato del agente antidrogas Enrique Camarena en la relacion bilateral, se preguaba que hacer si Estados Unidos y México llegaran a la guerra y se respondía que habría que defender a México.

En los últimos 20 años no tuvimos más que un contacto muy esporádico, pero siempre amistoso: él en Miami y este reportero en Washington y luego México.

Pero en el periodismo las amistades hechas en la juventud perduran por mucho tiempo y cuando interrumpi­das se restablece­n con facilidad. Personalme­nte agradezco haber tenido una de esas amistades con Alfonso.

Vaya pues un homenaje a un buen amigo y un mejor periodista. Descanse en paz.

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