ENCUESTAS ELECTORALES: ESTRATEGIAS PARTIDISTAS Y LA INDOLENCIA DEL INE
Cada vez que hay un proceso electoral en México, es claro que las encuestas adquieren mayor relevancia
Las encuestas, y sobre todo si son de carácter electoral, no sólo reflejan la opinión pública sino también la moldean. La utilización de encuestas para definir estrategias electorales y para informar a la opinión pública del sentimiento ciudadano se ha convertido en una arma política que afecta el proceso democrático.
Esta realidad es un fenómeno mundial creciente; así como lo es la influencia de las encuestas en en el comportamiento electoral de la ciudadanía. Cada vez que hay proceso electoral en México, es claro que, las encuestas tienen mayor relevancia.
Típicamente una encuesta electoral es un estudio mediante el cual se levanta información y se analiza las respuestas de una muestra del electorado para predecir cómo votaraán en las elecciones. Pueden utilizarse diferentes metodologías de levantamiento domiciliarias, telefónicas y actualmente utilizando plataformas de internet pero el objetivo es el mismo: tener una fotografía de la intención del voto de los ciudadanos.
Antes, las encuestas eran un asunto de técnicos, de jefes y estrategas de campañas, de información para que los candidatos definieran el rumbo de sus propias campañas; hoy, parecen ser más un asunto de marketing y publicidad. Básicamente se usaban para analizar datos y comportamientos electorales; para definir estrategias territoriales; para destinar recursos y para definir mensajes de acuerdo al sentimiento local. Se identificaban votantes, por ejemplo, los famosos switchers o voto cambiantes y así se definían rutas, agendas y hasta discursos de los candidatos. Ese tipo de estrategias hacía a las campañas muy dinámicas. Las encuestas guiaban los ajustes de la estrategia siempre buscando los mejores resultados electorales.
La perversión empezó cuando los medios masivos de comunicación principalmente las principales cadenas televisivas y los principales periódicos empezaron a difundir encuestas, no sólo con propósitos informativos sino también de propaganda política.
Candidatos buscando influir en la opinión pública se acercaban a los medios para que sirvieran como amplificadores de resultados de encuestas que les ayudaban a su estrategia. Insisto, el propósito original de los medios de comunicación masiva era legítimo pero desafortunadamente se fue distorsionando y se convirtió en un negocio.
Después ya en la época de las redes y el internet donde la TV y la Radio quedaron rebasadas, la frecuencia y el predominio de las redes sociales distorsionaron todavía más las encuestas electorales básicamente porque se reproducen muchas que son fake. Así como las fake news hoy predominan en el internet encuestas que no tiene respaldo metodológico y, por lo tanto, son sólo publicidad barata con el propósito de desorientar a la opinión pública.
Es responsabilidad de partidos, de coaliciones, de candidatos, dejar de usar las encuestas para confundir, inhibir o influir en el ánimo de los votantes. Para eso no son las encuestas, debe haber fair play entre competidores en materia de encuestas.
De no ser así, deben ser sancionados por las autoridades electorales administrativas y judiciales. Pero lo que urge actualmente es cambiar la indolente actitud del INE y de los OPLES ante la proliferación de encuestas falsas que de manera dolosa buscan influir en el ánimo del elector. No pueden seguir señoras y señores Consejeros Electorales estar como “el Chinito…nomás milando”. Para eso no les pagamos.
“La utilización de encuestas para definir estrategias electorales se ha convertido en una arma política que afecta el proceso democrático”.