El Imparcial

Trae la pizza casi de milagro

Saro Restivo Tomasello no sabía hacer pizzas cuando llegó a “la ciudad del Sol”

- POR JESÚS ALBERTO MAYTORENA jmaytorena@elimparcia­l.com

Saro Restivo llegó a Hermosillo sin saber nada sobre pizzas, sin embargo le deparó ser el pionero en la introducci­ón de este platillo a la ciudad, a finales de los sesenta.

Nacido en Palermo, la capital de Sicilia, en 1937, Saro tuvo una infancia llena de carencias en un país sumido en la miseria ocasionada por los conflictos bélicos entre naciones, donde incluso tenía que hurgar en las latas dejadas atrás por soldados americanos para poder comer.

“Se había terminado la Segunda Guerra Mundial, no había comida, no había nada, se mataba la gente por un kilo de harina, por un costal, si mi mamá lavaba las sábanas, se las robaban”, relató, “cuando llegaban los americanos traían consigo muchas latas, si estas eran ligeras, quería decir que adentro había cigarros, pero si era pesada ahí había sopa”.

Saro tenía 30 años cuando llegó a Hermosillo el 5 de febrero de 1969, luego de vivir en Hamburgo, Turín, Amsterdam y Roma, consiguien­do un trabajo retirando llantas en la Goodrich Euzkadi que en estaba localizada en las calles Escobedo y Veracruz, de la colonia San Benito.

PIZZA, LA SOLUCIÓN

El día 20 de julio de 1969, cuando Estados Unidos se preparaba para el alunizaje, la inspiració­n llegó a Saro como un cohete atravesand­o las estrellas: No había ningún restaurant­e italiano en la ciudad.

Sin embargo, no era tarea fácil, pues la relación del palermitan­o con la comida italiana, y particular­mente con la pizza, a pesar de lo que su ascendenci­a pudiera insinuar, era casi nula en ese momento.

“En Italia yo no era ‘pizzaiolo’, yo en Italia trabajaba en la fuerza aérea; motores de caza bombardero­s, fui tornero en Holanda, yo hice todo menos hacer pizza, es más, la primera pizza la comí a los 17 años cuando estaba en la escuela militar”, explicó.

Entonces la cabeza de Saro maquinó una idea que, debido a la cantidad de suerte que requería para funcionar, más bien era solicitar un milagro: Escribió una carta al periódico “Ill Mattino”, de Nápoles, la cuna de la pizza a 200 kilómetros al Sur de Roma.

“Les explico a través de la carta que era un italiano viviendo en el Norte de la República Mexicana, en el desierto de Sonora (la hice trágica, ¿no?) y soy un nostálgico que quisiera comer pizza porque no hay pizzería ni nada, ‘por favor ¿pueden publicarme esta carta y alguien me mande la receta?’”, narró.

Fue genuinamen­te sorprendid­o cuando la epístola llegó a Nápoles y fue leída por el editor del periódico, quien la publicó y recibió las recetas.

Tres fórmulas le llegaron, pero eran diferentes, por lo que Saro recibió su primera lección sobre la pizza: Cada quien hace el platillo a su manera. Decidido a continuar con su proyecto, Saro tomó un poco de cada una de ellas

e hizo su propia pizza.

PASO A PASO

En un inicio, Saro comenzó a hacer pizza casi de forma exclusiva para su entonces esposa, así como para sus vecinos, quienes, encantados con el sabor del platillo, pedían cada vez más.

Más adelante ese mismo año abrió, en asociación con otra mujer, la pizzería Napolitana, en el bulevar Rodríguez y Gastón Madrid.

“Era un restaurant­e pequeño y humilde, y funcionó bien, pero luego me separé y puse mi propia pizzería llamada ‘Italia’ en seguida de la casa de Uruchurtu, por el bulevar Rosales, esquina casi con Monterrey”.

Frente a la recienteme­nte abierta pizzería había una estación de radio que de forma constante hacía mención de Saro y el delicioso aroma que hacía su horno de leña, lo cual hacía que ganara su publicidad.

Relató que a ese local en algún momento llegó el cantante Julio Iglesias.

Posteriorm­ente, Saro compró una casa vieja frente al Auditorio Cívico del Estado, donde mudó pizzería Italia, la cual siguió vendiendo pizzas hasta la actualidad; en ese entonces las tretas publicitar­ias del italiano eran imbatibles.

Ahora, retirado del negocio de la pizza tras la clausura de su pequeño último restaurant­e en Las Quintas, Saro explicó que es ahora que no se dedica exclusivam­ente al trabajo cuando disfruta más “hermosille­idad”.

Cuando volvió a Italia a pulir sus capacidade­s culinarias, Saro dijo que siempre se presentó ante las personas como un hombre nacido en Palermo, la capital de la isla de Sicilia, “tierra caliente de hombres valientes como los sonorenses”.

Fue un éxito, una cosa que no creía, había hecho un poco de publicidad en radio, pero a veces había cola fuera del restaurant­e para entrar a comer” Saro Restivo Tomacello

 ?? ?? l En 2017 la pizza fue declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, por su rol en la vida social y la transmisió­n de este arte culinario entre generacion­es. Desde entonces, se celebra su día internacio­nal en todo el mundo.
l En 2017 la pizza fue declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, por su rol en la vida social y la transmisió­n de este arte culinario entre generacion­es. Desde entonces, se celebra su día internacio­nal en todo el mundo.
 ?? ?? l Saro Restivo Tomasello relata que él no sabía nada de pizzas y a través de una carta a un diario italiano pudo obtener tres recetas.
l Saro Restivo Tomasello relata que él no sabía nada de pizzas y a través de una carta a un diario italiano pudo obtener tres recetas.
 ?? ?? l La publicidad del primer restaurant­e formal de pizzas en la ciudad.
l La publicidad del primer restaurant­e formal de pizzas en la ciudad.
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico