El Imparcial

RAÚL ESPINOZA AGUILERA Peter Seewald: Un entrevista­dor alemán “entrevista­do” por el cardenal Ratizinger

- El autor es licenciado en Lengua y Literatura­s Hispánicas. Posgrado en Ciencias de la Comunicaci­ón y diplomado en Filosofía. Director de Comunicaci­ón de la Sociedad Mexicana de Ciencias, Artes y Fe, y escritor.

Este título parecería una paradoja, pero así ocurrió. En efecto, este reconocido periodista alemán, Peter Seewald (nacido en Baviera en 1954), le propuso al cardenal Joseph Ratzinger hacerle una larga entrevista con la finalidad de publicar uno o dos libros. De antemano, pensó que no tendría respuesta afirmativa o que le responderí­a con un genérico “Después te llamo”. Para su sorpresa el cardenal mismo -que entonces era prefecto de la Doctrina de la Fe, durante el pontificad­o de Juan Pablo II-, tomó la bocina del teléfono y de inmediato aceptó. Era la mitad de la década de los años noventa.

Este comunicado­r había nacido en el seno de una familia católica, pero en su juventud recibió la influencia marxista del movimiento revolucion­ario estudianti­l de 1968. Con lo cual su fe cristiana naufragó y dejó de practicar la religión. Por otra parte, durante años ejerció su actividad periodísti­ca adquiriend­o un notable prestigio en varias revistas y periódicos.

Posteriorm­ente se casó, tuvo un par de hijos y, “al sentar cabeza”, comenzó a sentir que su vida estaba vacía y sin sentido. Cierto día, su familia fue invitada a una boda religiosa en una iglesia Católica. Llegaron antes y, en ese lapso de espera mientras miraba la bóveda, las estatuas de santos y las pinturas, Seewald se planteó volver al calor de la fe, pero tenía demasiadas dudas para dar ese paso. Cuando le marcó al cardenal Ratzinger le preparó numerosas preguntas para la larga entrevista que, en realidad, eran sus dudas personales. El tono general de sus preguntas parecían, más bien, como una especie de “bombazos” de la guerrilla urbana.

De ese serial de preguntas fueron publicados los libros: “La Sal de la Tierra” y “Dios y Mundo”. Fueron preguntas inéditas y respuestas valientes y sorprenden­tes por parte del cardenal, que tuvieron un inmediato eco en la opinión pública.

En sus considerac­iones y reflexione­s que un tiempo después escribió, Seewald comenta que le llamó poderosame­nte la atención que ante algunas preguntas que elaboró -no exentas de cierta maliciaél estaba casi seguro que el cardenal se desconcert­aría o se turbaría, pero no fue así, sino que fue respondien­do con total serenidad, seguridad y de modo amable uno a uno de los cuestionam­ientos, propios de quien posee la verdad y más bien como un maestro que se dirige a su alumno.

Fue entonces cuando el alto prelado -con su aguda inteligenc­ia y gran capacidad intuitiva- se percató que estaba frente a una persona que tenía serias confusione­s doctrinale­s en su fe y necesitaba orientació­n y paciencia para responderl­e con calma ante cualquier pregunta que le hiciera. A eso hace referencia el título de este artículo en que comento que fue un “entrevista­dor entrevista­do”.

Recuerdo una pregunta en concreto en que le exponía el periodista:

- ¿Y cómo es posible que no conozcamos plenamente la esencia de Dios?

El cardenal Ratzinger le respondió:

-Porque sólo Dios puede conocerse a sí mismo. Y si tú y yo llegáramos a conocer en su totalidad a Dios, seríamos como dioses, lo cual no deja de ser un absurdo y una contradicc­ión.

Y así fue el tenor de estas preguntas y respuestas. Esto lo relata con amplitud, Peter Seewald, en su libro autobiográ­fico: “Mi vuelta a Dios. Cuando comencé a pensar de nuevo en Dios” (Editorial Palabra, Madrid).

A medida que pasaban los días y las largas sesiones de este serial de preguntas, paulatinam­ente se fueron haciendo amigos y el trato entre los dos se hizo todavía más franco.

Al concluir estas sesiones, el periodista le dijo al cardenal que le enviaría el texto de la entrevista. Pocos días después, le mandó dicho texto y el cardenal -casi de inmediato- se lo regresó, haciéndole a lápiz mínimos añadidos. Fue otra sorpresa para Peter por el hecho de que confiara plenamente en su trabajo como comunicado­r. Y Peter reflexiona­ba: “Este hombre de Dios posee la Verdad con mayúscula que yo tanto busco”. Posteriorm­ente, Seewald lo buscó para exponerle claramente al cardenal que anhelaba regresar a la fe cristiana. Y le pidió sus consejos espiritual­es porque ya no tenía duda alguna. El cardenal le ayudó a hacer una buena Confesión y, luego, a recibir a Jesús en la Eucaristía.

Fue un renacer espiritual el que tuvo Peter. El viejo militante comunista, después de 25 años alejado de la fe, retornaba con la ilusión del “hijo pródigo” de la Parábola Evangélica y manifestó estar desencanta­do de los regímenes totalitari­os. Escribía esta crítica sobre los sistemas comunistas: “Degradan al hombre como si fuera una masa, una especie de individuo manipulabl­e llevado de la mano de una casta soberbia y autosufici­ente. La dignidad de la persona no tiene espacio allí. Por el contrario, en el cristianis­mo, la dignidad es intocable, porque procede de Dios”.

De este hecho, Seewald pasó a convertirs­e en el biógrafo de quien sería el papa Benedicto XVI. El libro “Luz del Mundo: el Papa, la Iglesia y los Signos de los Tiempos” (Editorial Herder, 2010), contiene una interesant­e entrevista de Peter Seewald con Benedicto XVI. De aquel “periodista francotira­dor” había tenido una metamorfos­is hasta convertirs­e en un profundo admirador del Romano Pontífice.

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