Las otras elecciones
Mientras en México estamos en un tiempo de precampañas presidenciales con tres precandidatos que, parece seguro, serán abanderados de sus institutos políticos en junio próximo, en el vecino país del Norte se encuentran también en el periodo previo a la selección de candidatos, y hay ya una pequeña multitud de aspirantes, que conforman un conjunto más bien variopinto pero arraigado en un espectro ideológico y político no demasiado heterogéneo: Todos ofrecen un poco más de lo mismo, o acaso, una pizca menos de algo similar.
Llama la atención, sin embargo, la diversidad étnica que aparece entre los interesados en obtener la candidatura de los republicanos y llegar al 5 de noviembre próximo a los comicios, con la esperanza de ser el Presidente de los Estados Unidos a partir del 5 de enero del 2025 y hasta el año de 2029.
Dos son los aspirantes más reconocidos: El actual presidente, Joe Biden, demócrata de 81 años; y Donald Trump, ex presidente republicano de 77 años. Si bien Trump parece concitar más adhesiones y venció por mucho a sus rivales en las elecciones primarias de Iowa, sus abundantes problemas legales pueden descarrilar su candidatura, y dejar el paso libre a otras caras, no necesariamente frescas ni demasiado alentadoras.
En el Partido Demócrata no parece haber duda de que Biden será el candidato, por más que dos personajes poco conocidos hayan saltado a la palestra: El congresista de Minnesota Dean Phillips, de 54 años, y la escritora de libros de autoayuda Marianne Williamson, de 71 años. Resultan una oposición simbólica al actual mandatario.
Donald Trump parece el delantero entre los republicanos, pero está enfrascado en varias batallas legales por comisión de delitos graves, como alentar la insurrección para tomar el Capitolio e impedir la votación que declaró presidente electo a Biden, o haber inflado su capital para obtener préstamos ventajosos; o incluso, para mayor vergüenza, otro juicio donde está acusado de violación. Se trata de un personaje lépero y marrullero que inexplicablemente agrada a una porción del electorado gringo por su desfachatez para “defender” un modo de vida norteamericano que engloba a la actual -casi minoría- blanca, xenófoba y poco informada, que se siente amenazada por otros grupos, mejor preparados y un tanto sofisticados para su reducido horizonte cultural.
Los rivales de Trump entre los republicanos parecen muy distintos, pero se han dedicado a mimetizarse con las posturas y prejuicios del ex Presidente: Una es Nimrata Nikki Randhawa Haley, de 51 años, que fue embajadora ante las Naciones Unidos y gobernadora de Carolina del Sur. Hija de padres hindúes su religión era hinduista hasta 1997 cuando se convirtió al cristianismo. Su matrimonio con Michael Haley le permite ser conocida como Nikki Haley.
El gobernador de Florida, Ron Dion DeSantis, católico de 45 años, también está en la carrera haciendo todo lo posible por demostrar que puede ser más trumpista que el Donald, e incluso más todavía que doña Nimrata Nikki R. Haley, que también busca rebasarlo por el flanco derecho.
Otro republicano con aspiraciones es Vivek Ganapathy Ramaswamy, de Cincinati, de 38 años y empresario exitoso cuya compañía fundada en 2022 pretende presionar, desde la biotecnología, a otras empresas a que abandonen iniciativas ambientales, sociales y de gobierno corporativo. En varios círculos lo consideran una alternativa viable a Trump.
Un último precandidato republicano es el que tiene el curriculum más tradicional: Asa Hutchinson, de 73 años, que ha sido congresista en tres ocasiones, fue subsecretario de Seguridad Nacional, y criticó con fuerza a Trump y le exigió que renunciara por sus chanchullos legales, incluso delictuosos.
Aún está por verse si Trump consigue la nominación, pero en ese caso algunas encuestas le dan una ligera ventaja sobre Biden, que ha sido un presidente un tanto gris y desangelado cuya mayor virtud ha sido, sospecho, poseer una imagen moderada y un poco sosa, si lo comparan con el barbaján al que reemplazó.