JESÚS CANALE jesus.canale@gmail.com El robot compasivo
Las computadoras dan mejor servicio que los doctores para la atención médica, dicen. Quizá. Bueno, pues como usted habrá escuchado, Google ha creado un sistema de Inteligencia Artificial impresionante, técnicamente muy bueno; pues ahora lo está probando para dar consulta médica, hacer diagnósticos y proponer tratamientos.
Se piensa que de lograrse todo esto con cierto nivel de seguridad y calidad sería una gran contribución a la popularización de la atención médica como nunca antes se había soñado. Habrá que ver cómo un instrumento brinda calidez, es decir, un trato amable, comprensivo, compasivo y hasta tierno, elementos que debe contener el trato hacia el enfermo.
Déjeme decirle que un grupo de expertos en Inteligencia Artificial recién revelaron los resultados de una serie de pruebas muy interesantes (https://arxiv.org/ abs/2401.05654. 2024): Reclutaron a 20 personas capacitadas para actuar como enfermos y se les otorgó consulta médica a través de diálogos a base de mensajes de texto por computadora mediante un programa llamado Explorador de Inteligencia Médica Articulada -que de aquí en adelante llamaremos “robot”- y también convocaron a 20 médicos entrenados para el experimento, pero a los enfermos no se les dijo cuándo estaban siendo consultados por el robot y cuándo por el médico real; de esta manera se simularon casi 150 casos y después se les pidió que ellos mismos -los enfermos- calificaran sus experiencias y, por otro lado, se solicitó a un grupo de médicos especialistas que a su vez calificaran tanto al robot como a los médicos consultantes.
Pues resultó que el robot obtuvo mejor calificación que los médicos en calidad de la conversación, cortesía, explicación de la enfermedad y de su tratamiento, aparente honestidad, y en muestras de atención y de compromiso para con el enfermo.
Uno de los investigadores, Alan Karthikesalingam, de la sección de salud de Google, en Londres, aclaró que tales resultados no significan necesariamente que el lenguaje artificial del robot sea mejor que el de los doctores, ya que estos podrían no estar acostumbrados a dar consultas virtuales mediante mensajes escritos a través de una computadora, como sí lo sabe hacer el robot creado y “entrenado” para eso, y además el sistema de lenguaje de la Inteligencia Artificial lógicamente es capaz de redactar más velozmente sus mensajes, hacerlos muy agradables, más extensos y con la ventaja de que no se cansa.
Esta observación del investigador es muy válida, pues podría suponer una forma de sesgo o prejuicio contaminante del experimento al cual le restaría pureza científica, pero en realidad es muy probable que la menor calificación obtenida aquí por los médicos consultantes igualmente resulte así en la práctica real pues, a decir verdad, en un considerable porcentaje de las consultas médicas el enfermo se va con la impresión de que el doctor fue poco explicativo sobre el diagnóstico y su tratamiento, con frecuencia poco comprensivo, brusco y frío en vez de agradable, cálido, compasivo e incluso tierno, tal como se esperaría, y más aún con los ancianos, los niños, los enfermos con padecimientos incurables y condiciones graves.
Se planean pruebas de terapia conductual ofrecida por un robot en comparación con la otorgada por sicoterapeutas reales.
Como quiera que sea, este es un primer experimento que muestra cómo una máquina -el robot de Inteligencia Artificial- puede desempeñarse mejor según el enfermo que un médico real, de carne y hueso.
Finalmente, tomo nota de cómo los investigadores del estudio ven en el súper robot un recurso útil para “democratizar” la atención médica, pero no comprendo bien a qué se refieren, cómo se dará esto, qué entienden por democratización… en fin, me parece que suponen que la calidez y empatía debidas al enfermo por parte del médico podría ser otorgada por una máquina electrónica en vez de otra persona. Podría esto ser mejor que nada, quizá, pero no es lo más deseable que se espera de una legítima democratización.