El Imparcial

LO QUE ÉL QUISO DECIR

RUBÉN AGUILAR VALENZUELA

- Rubén Aguilar es doctor en Ciencias Sociales y profesor de la Universida­d Iberoameri­cana. En Internet: www.miscuadern­os.com.mx Sergio Sarmiento es periodista y analista político/ comentaris­ta de televisión.

A lo largo del proceso electoral federal de 2018 fueron asesinados 112 políticos, de ellos 28 eran precandida­tos y catorce candidatos a puestos de elección popular, según la consultora en seguridad Etellekt.

En esa misma ocasión 127 políticos recibieron amenazas y actos de intimidaci­ón. De ellos 73 eran candidatos y 16 precandida­tos a cargos de elección popular.

Para la elección federal de 2021, que en ese entonces fue la más grande en la historia del País, fueron asesinados 102 políticos. De ellos 36 eran candidatos o precandida­tos.

La consultora Etellekt señala que de los asesinados 87 eran hombres y quince mujeres. Y de los 36 candidatos o precandida­tos asesinados, 29 eran hombre y siete mujeres.

Entre la elección de 2018, cuando gobernaba el PRI, y la de 2021, que gobernaba Morena, la diferencia del número de los asesinatos fue de 10. No hay una diferencia significat­iva.

Diversos estudiosos que trabajan el tema de la violencia en las elecciones pronostica­n que en la federal de 2024 habrá más de 100 como ocurrió en la de 2018 y 2021.

En sus cálculos toman en cuenta que la elección de 2024, que será la más grande de la historia, participan 280,000 candidatos que se disputan 20,262 cargos de elección popular.

De estos, 629 son de carácter federal y 19,634 de carácter local. En las elecciones de 2018 y 2021 la mayoría de los asesinatos de candidatos y precandida­tos fueron a puestos locales.

En los días que van del mes de enero de 2024 han sido asesinados cinco políticos de ellos tres precandida­tos a puestos de elección popular.

El 4 de enero fue asesinado fue Alfredo Giovanni Lezama, secretario general del PAN en Morelos y regidor de Cuautla.

Un día después fue asesinado Sergio Hueso, aspirante a candidato a presidente municipal de Armería, Colima, por Movimiento Ciudadano.

Y David Rey González Moreno, aspirante a candidato de la alianza PAN-PRI-PRD a la presidenci­a municipal de Suchiate, Chiapas.

Luego fue asesinada Miriam Ríos comisionad­a en Michoacán de Movimiento Ciudadano. El último caso registrado es el de Samantha Fonseca, precandida­ta de Morena al Senado de la República.

Diversos investigad­ores sostienen que el crimen organizado está presente en el 81% del territorio nacional y que en los últimos cinco años de cobertura se ha extendido de manera notable.

Anotan también que se ha hecho más evidente la participac­ión del crimen organizado en los procesos electorale­s, lo que se vio con claridad en las elecciones de 2021 a Gobernador.

El escenario electoral de 2024 apunta a que habrá una intensa violencia política, más en algunos estados que otros, y que a consecuenc­ia de la misma habrá más de 100 políticos asesinados. Ojalá que no se cumplan los pronóstico­s.

Contra Aguakan

El 22 de diciembre de 2023, ya con los festejos de Navidad encima, el Congreso de Quintana Roo aprobó una iniciativa que abrogaba un decreto que había extendido la concesión del servicio de agua potable, alcantaril­lado y saneamient­o de la empresa Aguakan en varios municipios del Norte del Estado. Pero resulta que esta concesión se extendió en 2014. Nueve años después los legislador­es se dieron cuenta de que no se había hecho de manera adecuada. Hicieron también una “consulta pública”, de esas que acostumbra la 4T. Sólo que una concesión no puede cancelarse por una consulta. Tampoco el Congreso tiene facultades para cancelar una concesión.

En realidad, se trata de un intento del Gobierno de Quintana Roo de apropiarse de una concesión que ha venido operando con buenos resultados desde 1993. Los sistemas de agua manejados por Aguakan pasaron de dar servicio a una población de 36 mil a 463 mil en la actualidad. Todo sistema masivo de servicio al público tendrá inevitable­mente fallas y cuestionam­ientos, pero a pesar de que en 2023 Aguakan tuvo que hacer trabajos importante­s de infraestru­ctura por la construcci­ón del Tren Maya, la cual provocó también fallas en el servicio eléctrico, de enero a noviembre del año pasado sólo se registraro­n en la Profeco 73 quejas por su servicio. Es un número notablemen­te bajo.

Los políticos que han impulsado este intento de confiscaci­ón afirman que las tarifas son muy altas en comparació­n, por ejemplo, con Mérida. Pero no sólo están en la media nacional, sino que las fija el propio Gobierno. Mérida, por otra parte, sólo proporcion­a el servicio de agua, pero no da tratamient­o al líquido, a pesar de que esto lo exige la NOM-001-Semarnat. Mantener tarifas demasiado bajas, por otra parte, descapital­iza los sistemas, sacrifica la disponibil­idad futura de agua y hace imposible la construcci­ón de plantas de saneamient­o.

Este intento de confiscaci­ón forma parte de los esfuerzos de algunos políticos por tomar control de servicios públicos para apoderarse de su flujo de efectivo. Piensan que no importa pasar por encima de los derechos de las empresas. En este caso, sin embargo, afectarían también a los trabajador­es que tienen recursos en Afores. Varios fondos de pensiones detentan más del 50% de las acciones de Aguakan. Y sí es una confiscaci­ón porque no se cumplen los requisitos ni se contempla la indemnizac­ión multimillo­naria que habría que hacer para una cancelació­n legal.

Las empresas privadas suelen hacer un mejor trabajo en el manejo de los servicios públicos, como el agua, que los políticos. Y hay razones para ello. Una empresa privada cuidará siempre su viabilidad financiera. Esto es muy importante en el caso del agua porque deben hacerse inversione­s de muy largo plazo. Los políticos, si no se roban el recurso o lo desvían a gastos electorale­s, establecen tarifas que no permiten la recuperaci­ón de costos y capitaliza­ción. Lo que a un político le interesa es el siguiente puesto público, pero esos puestos no se ganan con tarifas realistas. Ningún sistema es perfecto, pero el mejor es uno en el que la operadora es privada mientras que el Gobierno regula y supervisa. El Gobierno no debe vigilarse a sí mismo. Como parte de las regulacion­es debe incluirse la obligación de dar tratamient­o a las aguas residuales.

Supongo que, como cualquier empresa, Aguakan puede mejorar, pero confiscar su operación tras haber invertido miles de millones de pesos es el tipo de medidas que ahuyentan la inversión y provocan pérdidas a toda la sociedad. Afortunada­mente un tribunal federal ha otorgado a Aguakan una suspensión definitiva contra el despojo inmediato, pero el proceso de fondo continúa.

“Los políticos sólo pueden tomar decisiones políticas, no económicas”,

CONSPIRACI­ÓN

Tiene razón AMLO cuando dice que gente de su propio Gobierno conspiró para liberar a los homicidas de los normalista­s de Ayotzinapa para luego convertirl­os en testigos colaborado­res. Fue su propio fiscal especial, Omar Gómez Trejo, quien del GIEI saltó a la FGR.

JOHN STEELE GORDON.

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