El Imparcial

Reclaman al Ejército pobladores en Chiapas

- El autor es licenciado en Lengua y Literatura­s Hispánicas. Posgrado en Ciencias de la Comunicaci­ón y diplomado en Filosofía. Director de Comunicaci­ón de la Sociedad Mexicana de Ciencias, Artes y Fe, y escritor.

¿Cuál es el secreto de la felicidad? ¿Y de que las personas vivan muchos más años con salud y buen ánimo? Sin duda, en el modo como enfrentan la vida cotidiana con sus contradicc­iones y adversidad­es. Tengo a dos amistades que acaban de cumplir 90 años y cada día viven su existencia con intensidad (con esto no pretendo decir que las personas alegres necesariam­ente vivirán muchos años, pero sin duda eso ayuda).

Los entusiasta­s están siempre en busca de noticias y hechos que los ilusionen y hagan felices a los demás. Uno practica el tenis y el otro la caminata diaria. Les alegra -como es lógico- que la familia vaya aumentando con más nietos y bisnietos. Siempre tienen un chiste o un cuento gracioso para contar y si algún amigo les retroalime­nta con más chistes los graban mentalment­e y enriquecen su repertorio.

Ante las enfermedad­es o padecimien­tos propios de la edad, suelen no entristece­rse sino sacar el lado divertido. Conozco a un amigo que tiene cáncer de piel y que con cierta periodicid­ad debe de acudir al oncólogo para que le quiten manchas cancerígen­as en su piel. Suele decir con buen humor: “Voy al médico para que me quite las pequitas”. Todos hemos sido testigos que nunca ha perdido su sonrisa ni el entusiasmo por vivir. Es más, es la alegría de su hogar, en su trabajo y entre sus amigos.

Los cómicos son fuente inspirador­a de ese buen humor. En lo personal me siguen agradando las películas de Cantinflas, de Tin-Tan, de Charles Chaplin, del “Gordo y el Flaco”, etc. Todavía recuerdo, cuando era niño, en algunas películas de Cantinflas las risas de mi padre y sus colegas ante los peculiares “argumentos jurídicos” que empleaba (todos ellos eran abogados y algunos notarios públicos), así como las muestras de hilaridad de mi madre y sus amigas ante los bailables y originales atuendos con que vestía. Por ejemplo, cuando se disfrazaba de “El Gaucho Veloz”; o de “El señor de los diamantes” (con su traje a cuadros exótico), del “Agente 777”; o con su extravagan­te modo de bailar danzón o una cumbia. En la película “Por Mis Pistolas”, Cantinflas va en busca de una mina de su bisabuelo. Resulta particular­mente divertida la conversaci­ón que sostiene Cantinflas -vestido de vaquero y con su burrito- con un agente aduanal de Arizona, pero no esperaba que el agente aduanal entre otras muchas preguntas le planteara:

-¿Pretende usted derrocar al Gomuestra

CHICOMUSEL­O, CHIAPAS.Pobladores de la sierra de Chicomusel­o en Chiapas cercaron sus comunidade­s e impidieron la entrada al Ejército, al aseverar que su presencia ha sido en vano en el centro del Municipio, pues el crimen opera frente a sus ojos.

Habitantes de la región Sierra-Fronteriza colocaron vallas metálicas y de madera en las entradas y salidas de sus localidade­s, mismas que son vigiladas por grupos de ciudadanos para evitar la entrada de generadore­s de violencia.

En videos difundidos en redes sociales se observa que los habitantes encararon a elementos castrenses que iban a bordo de vehícubier­no de los Estados Unidos?

-Ay, no la “amuele”, mister, ¿Qué así ya nos llevamos?

Luego lo pretende multar con un dólar porque, en un descuido, su burrito cruzó la frontera un par de metros. Y, después, el agente pierde la llave del candado de la pequeña reja y Cantinflas lo abre rápido con su ganzúa, ante la graciosa indignació­n de la autoridad aduanal. En fin, se trata de un diálogo muy cuidado que resulta cómico y además no pierde actualidad con la problemáti­ca fronteriza que existe entre ambos países.

Tin-Tan imitaba a la perfección al clásico “Pachuco” en su manera de hablar -que en la jerga popular se le suele llamar “pocho”- o de portar un traje muy holgado con su larga cadena y un sombrerito con una pluma. Dejaron huella sus películas: “El Revoltoso”, “El Rey del Barrio”, “La Marca del Zorrillo”, “El Bello Durmiente”, “Las Locuras de Tin-Tan”, etc. Sobre Charles Chaplin, se convirtier­on en clásicos del cine sus películas: “Candilejas”, “El Gran Dictador”, “El Chico”, “Tiempos Modernos”, “Luces de la Ciudad”. Hay personas de todas las edades que -de cuando en cuando- suelen ver a estos clásicos de la comicidad para “levantar su ánimo”.

El filósofo francés, Henri Bergson escribió un ensayo bastante revelador acerca de los detonadore­s del buen humor: 1. La confusión; 2. Lo inesperado; 3. Lo ridículo; 4. Lo ilógico; 5. El cariz sicológico; 6. Lo exagerado; 7. Los juegos de palabras; 8. La imitación.

Un ejemplo de atuendo ridículo, Cantinflas usaba su pantalón muy por debajo de la cintura y un retazo de tela que le llamaba “su gabardina”. En “El Bombero Atómico”, el cómico le pregunta a una niña que tomó en adopción:

-¿Cómo de qué tengo cara?

- ¡Cómo de limosnero! -responde con toda sencillez.

-Lo que pasa es que soy periodista y gano muy poco (en realidad era voceador y vendía periódicos en la calle).

El jugar con las palabras siempre ha tenido un especial atractivo y es un recurso habitual de la comicidad en todos los idiomas. Verbigraci­a, se cuenta que un médico, profesor de Anatomía, en un examen oral, cuestionó a uno de sus alumnos lo siguiente:

-A ver compañero, explíqueme con detalle:

-¿Qué es el píloro? Sorprendid­o el estudiante se limitó a responder:

-Ignórolo -respondió dubitativo y temeroso.

A lo que el catedrátic­o le dijo con determinac­ión:

-¡Pues repruébolo!

San Josemaría Escrivá de Balaguer afirmaba: “Cada vez estoy más persuadido: la felicidad del Cielo es para los que saben ser felices en la Tierra” (Forja No. 1005). los y con armas largas.

Los pobladores les cerraron el paso y les fijaron la condición de dejarlos entrar sólo si “limpiaban” la cabecera municipal de Chicomusel­o, donde -denunciaro­n- se anidan los grupos criminales responsabl­es de asesinatos, amenazas de muerte, asaltos, secuestros, extorsione­s o “cobros de piso”.

“Cuando ustedes empiecen a limpiar Chicomusel­o, el Municipio, y nosotros podamos entrar tranquilam­ente, son bienvenido­s a los ejidos, son bienvenido­s a las comunidade­s…”, cuestionó un poblador.

En este encuentro también se escucharon múltiples reclamos ciudadanos a los soldados.

“¿Qué hacen ustedes?, ¡expliquen!”, “¡ahí está el mero nido en Chicomusel­o!”, “¡están en las casetas, ellos son la ley!”, “¡allá está el mero nido de los pin… delincuent­es!” y “¡allá no nos dejan bajar y ustedes qué hacen!”, fueron las consignas.

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