DE POLÍTICA Y COSAS PEORES
CATÓN
Ardiente, apasionado, fue aquel acto de amor en la habitación 110 del Motel Kamawa. Los dos amantes llegaron al mismo tiempo al culmen del deliquio, y quedaron luego de espaldas en el lecho, uno al lado del otro, poseídos por ese dulce sopor que invade los cuerpos -y las almas- después del placer bien cumplido. La chica le preguntó con tono ensoñador a
El pasado domingo 4 de febrero, el candidato Nayib Bukele se reeligió como presidente de El Salvador con el 87% de los votos y su partido Nuevas Ideas se hizo de 58 de los 60 puestos de la Asamblea Legislativa en disputa.
¿Qué explica estos resultados? Hay muchos componentes, pero el central es la valoración positiva de la población ante los resultados de la estrategia de seguridad implementada por el Presidente en su primer mandato.
En 2019, al asumir la presidencia, tres temas eran particularmente sensibles para la sociedad salvadoreña: El número de los homicidios; la extorsión generalizada su galán: “¿Haremos así el amor cuando nos casemos?”. “Quién sabe -respondió el tipo-. Depende de quién nos toque”. Al término del viaje declaró Susiflor: “Dejé mi corazón en San Francisco”. Acotó su compañera, Rosibel: “Tonta. Lo que allá usé yo me lo traje de regreso”. Un par de copas hizo que Loretela entrara en el terreno de las confidencias. Les contó a sus amigas: “La primera vez que mi mami vio a mi padre se enamoró perdidamente de él y se le entregó en seguida”. “¡Qué emocionante! -exclamó una-. ¿Y lo sigue amando como entonces?”. Contestó Loretela: “No lo sé. Nada más esa vez lo vio”. El dinero tiene mucho sentido: Sin él no puedes usar ninguno de los otros cinco. López Obrador se dispone a heredarle a Sheinbaum muchas cosas: La 4T para que le ponga el segundo piso; y ante los niveles de violencia el no poder transitar libremente por las calles.
El nuevo Presidente supo escuchar estas demandas de la ciudadanía y ubicar la importancia que estas tenían. Sí las resolvía no sólo se haría de una enorme popularidad, sino que se afianzaría en el poder y podría reelegirse. Ese era el propósito.
Diseñó una estrategia para devolver la paz, que se había perdido por décadas, que una persona cercana a él, me dice: “aunque no lo creas, la estrategia es de él, puede que la entiendan otros, pero él es quien la opera”.
De lo que se conoce públicamente la estrategia es muy sencilla: Detener y llevar a la cárcel a todos los sospechosos de pertenecer a las pandillas. Y esto en el marco de un Estado de excepción, que le concede la Asamblea Legislativa.
El éxito de la estrategia medida en números es notable. En 2018, la tasa de homicidios dolosos era de 52 por 100 mil habitantes; la de 2019, cuando ya estaba en la presidencia, baja a 36; la de 2020, es de 19.7; la de 2021, de 17.7; la de 2022, de 7.8 y se calcula que la de 2023 es de 2.4.
A la par de la reducción de los obras inconclusas para que las termine; un programa de Gobierno para que lo lleve a cabo; una veintena de iniciativas para que las aplique; una serie infinita de promesas para que las cumpla. Lo único que no le dejará será dinero. El que había ya se acabó. Los proyectos faraónicos salidos de la caprichosa voluntad del caudillo; las dádivas que ha repartido a diestra y a siniestra; los fondos perdidos en la deficiente administración, si es que alguna hubo, todo eso ha mermado el erario hasta dejarlo horro, esto es decir vacío. Si la corcholata de AMLO llega a la Presidencia encontrará la tesorería nacional sin cosa alguna, como dice el Magnificat, hermoso canto al que el pueblo llamaba antes “la Magnífica”. En iguales apuros se verá Xóchitl Gálvez si por el voto de la ciudadanía consciente y participativa gana la elección de junio. Hay quienes califican de boquiflojo al presidente López. Yo no, pues de mis padres aprendí a ser respetuoso incluso con quienes no lo merecen, pero pienso que no incurrirá en falso testimonio quien diga que el caudillo de Morena ha sido manirroto. En efecto, ha dispersado a los cuatro vientos, y a otros más, los fondos públicos. No sólo las dos grandes empresas del Estado -la CFE y Pemex- están en bancarrota. En quiebra está todo el País. Se habla de pensiones prácticamente universales; de cuantiosas becas; de aumentos sustanciales a los salarios; de suculentas jubilaciones adelantadas. Todo eso, sin embargo, es utopía, quimera o, para usar una frase popular, sueño guajiro. La herencia que dejará López Obrador será máxima en política y mínima en economía. La nueva Presidenta tendrá que pedirle dinero prestado al narco, a las Fuerzas Armadas o a los empresarios que han medrado como nunca al amparo de este régimen antiempresarial. Sor Bette, la despensera del convento de la Reverberación, padecía escrúpulos de conciencia, la mínima culpa la inquietaba en tal manera que de inmediato debía acudir a confesarse con el padre capellán. A fin de no olvidar ninguno de los que consideraba pecados hacía una lista de ellos para decirla al confesor. Aquella vez sacó su lista y empezó a leer en el confesonario: “Dos litros de aceite; un kilo de arroz; una barra de mantequilla. ¡Santo Dios! ¡Dejé mis pecados con el abarrotero!”. Al emprender el viaje nupcial la novia le dijo a su flamante esposo: “Mi papá se gastó un millón de pesos en nuestra boda”. “Qué bueno que me lo dices -replicó él-. Hoy en la noche me esforzaré en desquitar el gasto”. FIN. asesinatos se terminó la extorsión que imponían y cobraban las pandillas y las personas han vuelto a salir a las calles, sobre todo por la noche. Eso antes era imposible.
Organismos de derechos humanos a nivel local e internacional han denunciado el permanente Estado de excepción, el autoritarismo y la violación de los derechos humanos en la aplicación de la estrategia.
Ante los buenos resultados, que se empezaron a ver de inmediato, el 85% y de la población aprueba la estrategia con todos sus componentes. Días antes de la elección, las encuestas decían que el 90% de la población valoraba positivamente al Presidente y el 90% decía iba a votar por él.
Bukele y su partido arrasaron en las elecciones por los notables buenos resultados de su estrategia de seguridad, que la población reconoce. La sociedad en la relación costo- beneficio está dispuesta a cerrar los ojos ante la violación de los derechos humanos y el autoritarismo. No quiere regresar al pasado y perder lo que ahora tiene.
Por la Constitución
El presidente López Obrador ha convertido al ministro Alberto Pérez Dayán en uno de sus villanos favoritos. Después de que como presidente de la Segunda Sala de la Suprema Corte ejerció el voto de calidad que invalidó la Ley de la Industria Eléctrica, AMLO lo atacó como “uno de esos ministros conservadores, empleados de la oligarquía”, cuya conducta demuestra “el entreguismo que existe en el Poder Judicial”. Ayer apoyó el juicio político en su contra y lo acusó de invalidar una ley “que afecta a los traficantes de influencia”.
Mala memoria tiene López Obrador. No recuerda que Pérez Dayán, cuando presidía el séptimo tribunal administrativo en 2002, fue el único de los tres magistrados que sostuvo que no había cometido desacato en el caso de El Encino. Tampoco recuerda que, el 5 de septiembre de 2022, rechazó, como quería el Presidente, el proyecto que eliminaba la prisión preventiva oficiosa: “No me corresponde asumir una tarea para la que no se me asignó -dijo-. No soy quién para desprender hojas de la Constitución”. El propio López Obrador se sorprendió de la decisión de un ministro que, afirmó equivocadamente, “siempre ha votado en contra de todo lo que proponemos”.
Azuzados por el Presidente, los legisladores de Morena han anunciado un juicio político en su contra. “No es un tema personal, no estamos hablando de personas -declaró Ignacio Mier, acompañado de los diputados del partido-. Es un tema que va más allá”. Efectivamente, es una amenaza a la división de poderes y a la integridad del Poder Judicial. La Asociación Nacional de Magistrados de Circuito y Jueces de Circuito del Poder Judicial de la Federación ha respaldado “la destacada trayectoria y trabajo del ministro Alberto Pérez Dayán” y ha enaltecido “su labor, cuya congruencia y apego a las leyes fortalecen nuestro sistema de justicia”. En la conmemoración de la Constitución del 5 de febrero en Querétaro, Pérez Dayán representó al Poder Judicial y nos recordó: “La Constitución da a la Suprema Corte las facultades suficientes para invalidar cualquier acto que no la respete, independientemente de la fuente de la que provenga, electa o no electa”.
Uno puede estar a favor o en contra de las decisiones de Pérez Dayán, pero sus argumentos han sido jurídicamente impecables: El 23 de enero de 2002, cuando rechazó calificar como desacato la actuación del jefe de Gobierno del Distrito Federal, o el 31 de enero de 2024, cuando señaló que el deseo de fortalecer a la CFE o de garantizar la estabilidad del sistema eléctrico no pueden pasar por encima de un mandato constitucional que establece un sistema de libre competencia. En cuanto a su aplicación del voto de calidad en esa sesión, es una facultad que claramente le otorgaba el artículo 56 de la Ley de Amparo.
El Presidente, sin embargo, considera que todo fallo que no obedezca sus deseos es un acto de corrupción. Afirma que el Poder Judicial está completamente entregado a “intereses particulares”, que cada vez que una iniciativa busca “poner por delante el interés público y no permitir que predomine el lucro”, los “ambiciosos tienen de su parte al Poder Judicial”. El “interés público”, sin embargo, lo define él, y sólo él.
López Obrador tiene una memoria selectiva. No recuerda el voto de Pérez Dayán en el desacato, ni en la prisión preventiva oficiosa (con la que yo estoy profundamente en desacuerdo). Le molesta que un juzgador se ciña a la Constitución. Quiere construir un villano favorito y ahora ha mandado a su jauría a atacar al ministro. Esto pinta de cuerpo entero la ética personal de López Obrador.
“Por encima de la Constitución no hay poder alguno, nada ni nadie. No permitamos que esto se olvide o se confunda”.
UTILIDADES
Dice la secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde, que las empresas del Ejército y la Marina aportarán 25% de sus utilidades para subsidiar el Fondo de Pensiones para el Bienestar. ¿Utilidades? ¿Tendrán alguna el AIFA, el Tren Maya o la Mexicana de Aviación militar? ¿Y a quién le cargarán las pérdidas?
ALBERTO PÉREZ DAYÁN