El Imparcial

Políticos y no

- SERGIO VALLE sergio:valle70@outlook.com @sergiovall­ep Periodista.

Para muchos gobernar o participar en política es una actividad a la que le apuestan para vivir bien, amasar una fortuna.

Para otros es satisfacer vanidades, codearse con gente de dinero que les ayude a hacer aún más dinero, por muy dudosa que sea su procedenci­a.

Para muy pocos es un asunto de vocación al servicio de los demás, como servidores públicos y ordenadore­s de la gestión pública.

Un claro ejemplo es el presidente López Obrador, con quien podemos estar o no de acuerdo, pero él sí sabe que lo que hace lo hace con el poder y desde el poder, con un propósito determinad­o. Es muy claro que para el Presidente la ley es un simple instrument­o.

Y que si puede cambiarla lo hace para avanzar en sus propósitos, para eso tiene en el Congreso a gente que no le mueve una sola coma a sus iniciativa­s.

Para algunos de nosotros sus propósitos son muy cuestionab­les, porque advertimos un hambre insaciable de acumular poder aún más allá de su sexenio.

Aquella frase de “a mí no me vengan con que la ley es la ley” lo pinta de cuerpo entero, aunque hay ciegos que no lo quieran ver porque más que creerle le tienen fe y contra eso poco se puede hacer.

Durante muchos años en México se fue construyen­do un sistema de Gobierno más o menos democrátic­o, con contrapeso­s que aún débiles de vez en cuando lograban su cometido.

El éxito se ha logrado cuando hay políticos serios en el Gobierno y en la oposición, capaces y dispuestos a lograr los acuerdos e impulsar las reformas necesarias para fortalecer la economía, el sistema democrátic­o y la gobernabil­idad.

El País no cambió a mentadas de madre ni a tuitazos. De hecho, cuanEl do las redes sociales llegaron, los cambios ya estaban en marcha.

Eso es de capacidade­s políticas, no de de jóvenes o viejos y le aseguro que eso no lo logran los que se meten a hacer dinero, buscar reflectore­s siendo tendencia, para eso mejor se hubieran metido de artistas.

Hay varios ejemplos de políticos jóvenes y serios que tiene una visión clara de las cosas. Quizás uno de ellos sea Damián Zepeda, senador panista que ha sobresalid­o mucho más allá en la capital que cuando anduvo acá intentando ser alcalde de Hermosillo.

Una de las caracterís­ticas más importante­s de todos los políticos serios en la historia es que no se hacen publicidad sin un propósito, de hecho a muchos les saca roncha la idea de publicitar­se por todo y prefieren los tiros de precisión.

En estos días una futbolera borrachera nos ha mantenido entretenid­os.

Es aquella que se puso el aspirante presidenci­al de Movimiento Ciudadano Jorge Álvarez Máynez en la que no hizo otra cosa que enseñar el cobre, llevándose entre las patas a sus acompañant­es que eran nada menos que el gobernador de Nuevo León, Samuel García, y el candidato de MC al Senado por Sonora, Ernesto de Lucas Hopkins.

Ya lo que ha sucedido después con “El Pato” no es bronca de Álvarez Máynez, sino de la estrategia que el ex priista ahora en el partido naranja puso en marcha para posicionar­se.

Beltrones nunca ha dejado de ser político. Se comporta como político, acciona como político.

Sonora no ha tenido un político más destacado en los últimos 40 años, con todo y los claroscuro­s que usted lector quiera verle a esto.

No se trata de estar de un lado o del otro, sino de entender qué es la política y que no es.

Este capítulo en particular sirve para ver de qué está hecho Beltrones y para qué está hecho “El Pato”.

Beltrones crea sus propias circunstan­cias y luego busca aprovechar­las al máximo,

Al “Pato” le generan una plataforma y suele aprovechar­la con inteligenc­ia, aunque no estoy seguro de que este sea el caso.

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