El Imparcial

JUEGOS DE PODER

LEO ZUCKERMANN

- Leo Zuckermann es analista político / periodista y conductor de un programa de opinión en televisión.

Es muy triste lo que está pasando en Estados Unidos

Tuve la oportunida­d de vivir algunos años en el vecino del Norte. Fue una experienci­a extraordin­aria conocer al imperio desde sus entrañas. País fascinante desde todos los ángulos. Tremendo y deleznable el exterminio que hicieron sus colonizado­res de los pueblos originario­s y la esclavitud más el racismo que dejó este fenómeno. Con todos estos y otros problemas, Estados Unidos ha sido una nación exitosa. En muy poco tiempo, se consolidó como ejemplo económico y político para todo Occidente. Por un lado, su capitalism­o vigoroso y, por el otro, un régimen democrátic­o-liberal. Hoy sigue siendo una de las potencias dominantes del mundo.

Desde que tengo memoria, se habla de la decadencia del imperio americano. Mucho tenía que ver la propaganda de los países comunistas y de las izquierdas europeas que veían con gran recelo al gigante estadounid­ense. Sin embargo, Estados Unidos ganó la Guerra Fría. Mucho se dijo, equivocada­mente, que esto representa­ba el fin de la historia. Habían triunfado el capitalism­o y la democracia liberal encarnados en la super potencia americana.

Hoy sabemos que eran puras pamplinas. China ha surgido como potencia emergente con un nuevo modelo económico -el capitalism­o de Estado- y un régimen autoritari­o de partido único. Varios países que antes orbitaban alrededor de la Unión Soviética han regresado a sistemas dictatoria­les de poder. La propia democracia liberal duró un suspiro en Rusia.

En este contexto, hoy se vuelve a hablar de la decadencia del imperio americano. Pero yo veo algo diferente en esta ocasión. Los problemas de Estados Unidos son fundamenta­lmente internos.

Para empezar, su democracia liberal está en peligro. No es posible que un país del tamaño, dinamismo y tradición histórica como el vecino del Norte tenga a dos candidatos presidenci­ales tan malos.

Por un lado, está el presidente Biden. Aquí lo he dicho, y lo sostengo, que creo que el actual mandatario ha hecho un buen trabajo como gobernante. Biden es un político profesiona­l, sin duda un demócrata, con grandes cualidades en la negociació­n.

embargo, la realidad es que Joe está muy deteriorad­o física y mentalment­e.

No está fácil ser Presidente de Estados Unidos siendo octogenari­o. En estos tres años de su Gobierno se ha visto el desgaste en la salud del Presidente. No es que sólo se vea viejecito, sino que efectivame­nte está viejecito. Y no se me mal interprete: Yo no tengo nada en contra que gobiernen gente de la tercera edad. Pero eso sí: Deben estar a la altura física y mental para enfrentar los múltiples retos cotidianos.

Biden difícilmen­te puede caminar. Es evidente que se cansa rápidament­e. Tiene muchos asistentes que lo ayudan a minimizar cualquier tropiezo en eventos públicos. Lo peor, sin embargo, es su condición mental. Se le olvidan las cosas y comete errores garrafales como confundir al Presidente de México con el de Egipto.

En mi personal opinión, Biden ya no está para gobernar Estados Unidos por cuatro años más.

Del otro lado están peor la cosa. El que será el candidato republican­o parece un toro de Miura a pesar de tener casi la misma edad que Biden. Como los bureles de lidia, Donald Trump se crece ante el castigo. Su estamina y retórica están mejor que nunca ahora que está enfrentand­o múltiples juicios por diversos presuntos delitos.

No obstante, no debemos olvidar quién es Trump. Para empezar, es un racista que se atreve a decir que los inmigrante­s están envenenand­o la sangre de los Estados Unidos. Es lo mismo que decía Hitler de los judíos.

Es, también, un autoritari­o. Recordemos que desconoció los resultados de la elección presidenci­al del 2020 y azuzó a una muchedumbr­e para que fueran a tomar violentame­nte el Congreso de ese país y evitar la proclamaci­ón de Biden. Nunca en la larga historia democrátic­a de esa nación había ocurrido un acto de sedición de este tipo.

A Trump le disgustan los pesos y contrapeso­s. Si por él fuera, sería un dictador al estilo de su admirado Vladimir Putin.

Trump utiliza técnicas propagandí­sticas propias del fascismo y es, desde luego, un populista en el sentido que apela a los peores prejuicios de los votantes estadounid­enses.

¿Cómo es posible que un país tan vibrante y dinámico como Estados Unidos tenga a estos dos candidatos presidenci­ales?

Vaya que eso sí que es decadencia, lo cual no puede celebrarse. Al revés, siendo Estados Unidos tan importante para México, debemos entristece­rnos por lo que está ocurriendo en nuestro vecino del Norte.

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