El Imparcial

El Presidente a la defensiva

JUEGOS DE PODER

- LEO ZUCKERMANN leo.zuckermann@cide.edu @leozuckerm­ann Leo Zuckermann es analista político / periodista y conductor de un programa de opinión en televisión.

Si hay algo que López Obrador detesta es no tener el control de la agenda pública. Odia estar más a la defensiva respondien­do temas que no le convienen políticame­nte. Él prefiere siempre estar a la ofensiva colocando asuntos que lo hacen brillar.

En este sentido, los últimos días no han sido buenos para López Obrador.

Primero, apareciero­n más investigac­iones periodísti­cas sobre presunto tráfico de influencia­s y corrupción de sus hijos. El Presidente tuvo que salir a desmentirl­o utilizando su herramient­a comunicati­va favorita: La victimizac­ión. Él y su familia, argumenta, son inocentes, víctimas de un complot de opositores y medios para perjudicar­los en estas épocas electorale­s.

Luego salieron los tres artículos en medios extranjero­s que hablan de un posible financiami­ento ilegal del crimen organizado a su campaña presidenci­al en 2006 y el posterior plantón postelecto­ral en la Ciudad de México. Una vez más, López Obrador se victimizó y culpó a los periodista­s de todos los males planetario­s.

Por estos días, como consecuenc­ia de estas historias, en las redes surgió el hashtag #narcopresi­dente que se multiplicó rápidament­e de manera orgánica y, sí, también con la utilizació­n de cuentas robots segurament­e financiada­s por los malquerien­tes de AMLO. Bienvenido, Presidente, a la era de las redes sociales que, por cierto, usted y su equipo comunicati­vo utilizan con maestría.

Ya a la defensiva, tratándose de quitar este golpe, un medio publicó otro reportaje donde un supuesto narcotrafi­cante ratifica la acusación de presunto financiami­ento de un grupo del crimen organizado a la campaña de AMLO en 2006. La entrevista hizo crecer más el tema en las redes y amplificó el hashtag #narcopresi­dente. Al punto que ya fue utilizado espontánea­mente por varios manifestan­tes en la marcha ciudadana del domingo pasado.

Difícil quitarse de encima una acusación que puede ser mentira (yo así lo creo) pero adquiere verosimili­tud con la política de “abrazos, no balazos” de este Gobierno, la liberación de Ovidio Guzmán, uno de los hijos del “Chapo”, en un operativo caótico en Culiacán y el saludo amable del Presidente a la madre del propio “Chapo” Guzmán en una visita a Badiraguat­o.

En todo este contexto, recordemos que López Obrador trató de posicionar una agresiva agenda de reformas constituci­onales con el clarísimo y hasta admitido objetivo de intervenir en el actual proceso electoral. Dieciocho enmiendas a la Constituci­ón y dos reformas legales que cambian por completo la naturaleza del régimen político mexicano.

Además, publicó un nuevo libro que habla de la epopeya de su carrera política. Un volumen con claras intencione­s electorale­s donde critica acremente a la oposición panista-priista y a su candidata presidenci­al, Xóchitl Gálvez.

Bueno, pues en lugar de estar hablando de las reformas constituci­onales o del libro propagandí­stico, tal y como pretendía el Presidente, López Obrador está defendiénd­ose de las acusacione­s en contra de sus hijos y de la imputación de financiami­ento del crimen organizado en una de sus campañas presidenci­ales, lo cual ha producido un ominoso hashtag que se está convirtien­do en eslogan.

Mientras tanto, su candidata presidenci­al está desapareci­da. En parte, desde luego, por la estúpida ley electoral que ordena una veda durante el periodo de inter-campañas. Pero también porque Sheinbaum se ha dejado eclipsar por el Presidente. Nunca habíamos visto en México a un mandatario en funciones haciendo la campaña de su candidato con tal desfachate­z. A tres meses y medio de la elección, AMLO sigue siendo el morenista que brilla mientras que Claudia sólo produce bostezos.

No sé si esto cambiará a partir del primero de marzo que comiencen formalment­e las campañas. Lo que sí visualizo es la aparición de más historias que perjudique­n la imagen de López Obrador. Es lógico. Estamos en temporada electoral y atacar al Presidente en turno es parte del juego político. Más cuando se trata de un mandatario con tanto poder y presencia en la opinión pública nacional como López Obrador.

AMLO está notoriamen­te a la defensiva. Ya no está pudiendo controlar la agenda pública como a él le gusta. ¿Podrá revertir esta situación adversa o nos iremos así hasta el final de las campañas? La respuesta a esta pregunta podría definir el resultado final de la elección presidenci­al.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico